miércoles, 18 de noviembre de 2015

La cabra tira al monte


El lector habitual de estas páginas estará, a estas alturas, familiarizado con el pesimismo antropológico que destilan muchas de las entradas.  Lo cierto es que es difícil mantener un saludable nivel de idealismo cuando en la oficina moderna se asiste diariamente a comportamientos humanos que se sitúan entre lo simplemente lamentable y lo abiertamente abominable, frisando en no pocas ocasiones la categoría de lo asombroso.

Pocas observaciones traducen ese pesimismo de forma más radical que la muy conocida "el hombre es un lobo para el hombre", que un amigo del autor gusta de proponer como tema de conversación a los postres de las comidas.  La frase es, al parecer, originaria del autor latino Tito Macio Plauto, quien la emplea en su obra "Asinaria" con un sentido bien edificante: "lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro".  Ya en el siglo XVII, el filósofo inglés Thomas Hobbes la recogió y popularizó en su seminal obra "Leviatán", ejemplificando con ella el egoísmo consustancial a la especie humana a partir del que construye su teoría del Estado.

Aunque esta frase sigue siendo actual en nuestras empresas, en las mismas escuchamos con más frecuencia otra construcción muy diferente pero con la que comparte referencias zoológicas y una visión sobre la condición humana eminentemente pesimista.  Se trata de la atinada observación de que "la cabra tira al monte", basada en la tendencia de estos animales a volver a sus orígenes montaraces a la menor ocasión, incluso después de haber vivido una existencia doméstica.

En sentido figurado, queremos con esta frase destacar la incapacidad de la mayor parte de las personas para controlar su querencia a hacer el mal o, al menos, a conducirse de manera inapropiada o dañina para las sensibilidades o los intereses ajenos.  En particular, recurrimos a la misma para indicar nuestro convencimiento de que, en una circunstancia que repite otras del pasado, las personas reincidirán en comportamientos execrables, aún cuando de su experiencia y conocimiento cabría esperar otra cosa.

Dado que la esencia del concepto radica en querencias innatas, no sorprenderá que la lengua inglesa no abandone las referencias animales para expresar la misma idea.  No encontramos en la misma, sin embargo, referencias a lobos o cabras sino a un animal muy distinto y ciertamente más exótico.  Efectivamente, decimos en inglés que "un leopardo no puede cambiar sus manchas" (a leopard cannot change its spots) para indicar esa imposibilidad de conducirse en contra de las propias tendencias.

El Cambridge Idioms Dictionary nos indica que esta expresión, que conoce otras formas similares, se emplea para indicar que la personalidad de alguien, especialmente si es mala, no cambiará nunca, incluso si sostiene que lo ha hecho ("something that you say which means that a person's character, especially if it is bad, will not change, even if they pretend it has").

El origen de este aforismo es incluso más antiguo que el referido más arriba para "el hombre es un lobo para el hombre".  En el bíblico Libro de Jeremías, profeta que vivío entre los siglos VI y VII antes de Cristo, nos encontramos la siguiente pregunta, que reproducimos en una de las traducciones más modernas y políticamente correctas:

 "¿ Puede el etíope mudar su piel, o el leopardo sus manchas ? Así vosotros, ¿ podréis hacer el bien estando acostumbrados a hacer el mal ?"

Apropiado colofón para una entrada que ha pretendido asomarse, bien que amablemente, a uno de los vericuetos de la condición humana.

Ejemplos prácticos:
  • Después de la bronca que se llevó el año pasado con el tema, esperaba que esta vez hiciera una propuesta de bonus razonable pero está claro que la cabra tira al monte.  After the dressing-down he got last year over the issue, I expected him to come up with a reasonable bonus proposal this time but it seems a leopard cannot change its spots.
  • Cuando nació su hija pareció que iba a sentar la cabeza de una vez pero pronto volvió a sus viejas costumbres.  La cabra tira al monte.  When his daughter was born, it seemed that he would settle down at last but he soon went back to his old habits.  A leopard doesn't change its spots.

2 comentarios:

  1. Ciertamente, señor Vallejo, en los tiempos difíciles podemos asistir a momentos en los que podemos contemplar lo mejor pero también lo peor de la condición humana y efectivamente, en la oficina moderna estos tiempos de locura están propiciando que la ganadería caprina en todas sus variantes (chivos, chivatos, cabras, cabritos,...etc.) siga campando por sus respetos.

    Nuestra historia pasada y reciente está plagada de personajes que por una u otra razón decidieron también "echarse al monte". No debemos olvidar, no obstante, que contrariamente a lo que pueda parecer y a pesar de esta propensión a adentrarse en la espesura "no todo el monte es orégano". :)))

    Saludos cordiales.

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  2. A good observation Asturiano.

    I can’t think of similar negative expression to today's, although I have seen “a tiger doesn’t change its stripes”, which was probably used by someone who confused the original.

    “Once a thief, always a thief” is rather specific to criminal acts (algo así como “una vez ladrón, siempre ladrón”?).

    In politics, the idea that a leader, however bad, may euphemistically “change their spots” is considered to be a sign of weakness. The slightest deviation from a promise in a manifesto, or a hint of retraction of policy is immediately pounced upon by opposition parties as a U-turn. It seems power, or at least admiration, is enhanced by “sticking to your guns”, which Arturo has covered under “seguir en sus trece”.

    So, a “U-turn” (un giro de ciento ochenta grados), or a leopard changing its spots is perhaps something to be avoided. I’ll get off my soapbox now ;).

    http://www.youtube.com/watch?v=rQ-M0KEFm9I

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