Dejaremos hoy a un lado la comunicación más o menos institucional o corporativa, dado que los mensajes, por llamarlos de alguna manera, que en la misma se transmiten suelen resultar inanes y presuponen generalmente un retraso mental severo del receptor. Las conversaciones entre jefes y subordinados, por el contrario, presentan mayor interés dado que suelen ofrecer ejemplos de todas las actitudes que hacen imposible cualquier comunicación eficaz, empezando generalmente por la falta de sinceridad y continuando por la nula preparación por las partes de los encuentros, formales o informales, en los que tienen lugar.
Uno de los vicios patológicos de la mayor parte de los españoles, que afecta por igual a directivos y empleados, es "andarse con rodeos", especialmente en aquellos casos en los que el tema de conversación es espinoso pero, a la vez, no puede obviarse. Se tratan temas laterales, cuando no se deriva directamente hacia el chascarrillo, en la esperanza de que sea el otro el que aborde la cuestión o pregunte por la misma. En realidad, casi parece una ordinariez referirse de manera directa a la cuestión sin interminables rodeos previos.
El Diccionario de Uso del Español de María Moliner nos recuerda el sentido literal de la palabra "rodeo" ("camino más largo que el directo utilizable para ir de un sitio a otro") sobre el que pivota el valor figurado que hoy nos interesa. Este es definido, de forma genérica pero precisa, como "manera de hablar o decir una cosa cuando no se dice con claridad o se trata de eludir el decir la verdad o toda la verdad".
Entre los muchos valores que, por su parte, incorpora el Diccionario de la Real Academia Española para la palabra "rodeo", hay, al menos, dos útiles en el contexto que nos ocupa. Se trata de "manera de decir algo, valiéndose de términos o expresiones que no lo den a entender sino indirectamente" y "escape o efugio para disimular la verdad, para eludir la instancia que se hace sobre un asunto". Se recogen aquí dos tipologías del "andarse con rodeos" que nos ocupa hoy. De un lado, una versión que podemos considerar "activa", en la que pretendemos transmitir nuestro mensaje recurriendo a circunloquios o perífrasis. De otro, una versión "pasiva" en la que, requeridos para dar explicaciones sobre un asunto, nos escudamos en medias verdades o en abiertas falsedades, generalmente para eludir nuestra responsabilidad.
La expresión equivalente en inglés, to beat about the bush o, más frecuentemente hoy día sobre todo fuera del Reino Unido, to beat around the bush, equivale según el Cambridge Advanced Learner's Dictionary a "evitar hablar de lo que es importante" ("to avoid talking about what is important").
El concepto tiene su origen en una práctica cinegética destinada a hacer salir a las presas de su escondite, golpeando los arbustos en los que se ocultan, que todavía se utiliza en nuestros días, aunque casi ya sólo por los bushmen africanos de nuestra ilustración. La connotación es clara: los que golpean la maleza (es decir, se dedican a transitar alrededor de la cuestión) no abaten los pájaros.
Cuando empleamos la expresión en sentido negativo ("no se anduvo con rodeos") podemos recurrir en inglés a otras expresiones, más similares a nuestro hoy desusado "no tener pelos en la lengua", como not to mince one's words o to make no bones about something, a las que ya dedicamos nuestra atención en una entrada específica.
Ejemplos prácticos:
- Se anduvo con rodeos hasta que le pregunté directamente si la financiación de mi proyecto se había aprobado. He kept beating around the bush until I asked him directly whether the funding for my project had been approved.
- No te andes con rodeos. ¿ Cuánto va a caer el bonus este año? Ya deberías saberlo. No point in beating about the bush. How much will the bonus pool be cut this year ? You should know by now.
- No me anduve con rodeos y le dije que su comportamiento en la fiesta de Navidad había sido impresentable. I didn't mince my words and told him that his behaviour at the Christmas party had been unacceptable.