lunes, 23 de diciembre de 2013

Me la suda +

Como modesto y quizá inesperado regalo navideño a nuestros sufridos lectores, revisaremos hoy una expresión cuyo conocimiento preciso y empleo profuso resultan imprescindibles en nuestros días.

Efectivamente, nos encontramos ante una de las expresiones coloquiales más empleadas en la oficina moderna y, nos atrevemos a apuntar de forma más genérica, en la vida moderna.  Su popularidad deriva de la importancia de expresar de manera contundente nuestra indiferencia, real o fingida, frente a los muchos despropósitos a los que asistimos en el desempeño profesional y en nuestro devenir cotidiano.

Obsérvese que, al emplear esta construcción, queremos denotar no sólo que la cuestión nos resulta indiferente sino que la despreciamos intensamente, desprecio que se extiende hacia todo lo que tenga que ver con ella. Por ello, en el ambiente profesional no solemos utilizarla directamente ante el autor o generador de la misma, ante el que optaremos todo lo más por un más neutro "me da igual" o por "me importa un bledo/pimiento/pito".

Su recurrencia ha derivado en una amplia pluralidad formal ("me la sopla", "me la refanfinfla", "me la pica", "me la trae floja", "me la pela") aunque su variante más clásica y popular sigue siendo la que da título a nuestra entrada. Se hace necesario, en todo caso, explicitar, para instrucción de nuestros lectores extranjeros, que el objeto directo en todas las expresiones citadas no es otro que "la polla", el término vulgar con que habitualmente nos referimos al pene en España.  De hecho, podemos escuchar la expresión sin ningún tipo de elipsis ("me suda la polla") cuando se busca el énfasis añadido que siempre proporcionan las palabras malsonantes, especialmente cuando se emplean de manera innecesaria.  Tampoco es infrecuente subrayar nuestro desdén con construcciones chulescas del tenor de "estoy entre que me la suda y que me la pela".

Conviene notar que, a pesar de lo habitual del uso de estas construcciones, nuestros diccionarios guardan un remilgado silencio sobre las mismas.  La excepción es la entrada que a "refanfinflar" dedica el Diccionario de Uso del Español, que se limita a indicar que, efectivamente, la expresión "refanfinflársela algo a alguien" se emplea con el sentido de "dejarle totalemente indiferente, no importarle".  Este singular verbo conoce variantes formales que han merecido recientemente un detallado análisis en un muy recomendable artículo del académico de la Lengua Pedro Álvarez de Miranda en el Centro Virtual Cervantes.

Con carácter general, recomendamos trasponer este concepto al inglés mediante el uso de la elegante expresión británica I couldn't care less, que resulta sutil y, sin embargo, transmite un desprecio muy parecido al apuntado por las expresiones españolas. Pese a su apariencia formal, la expresión es bastante agresiva en inglés, matiz que pasa desapercibido cuando utilizamos esta lengua con otros no nativos, contexto en el que podemos emplearla con cierta alegría.   En los Estados Unidos, no es infrecuente, aunque sí gramaticalmente sorprendente, encontrar la expresión en su forma positiva (I could care less) pero con el mismo sentido.

Ejemplos prácticos:
  • A mi su opinión la verdad es que me la suda. To be honest, I couldn't care less about her opinion.
  • Me di cuenta de que lo que le estaba contando se la sudaba. I realized that he couldn't care less about what I was talking about.

Es necesario, sin embargo, ampliar nuestra paleta con otras expresiones más zafías y que incorporan vocablos más sonoros para aquellas ocasiones en las que el "me la suda" quiera ser más contundente y menos cargado de displicencia.

Todas ellas tienen en común utilizar el verbo to give en construcciones negativas con diferentes objetos directos que aumentan o disminuyen su contundencia.  La mayor parte de estas construcciones pueden emplearse con distintas variantes verbales (I don't give; I couldn't give; I wouldn't give) de forma más o menos indistinta.

En la zona más suave (muy próxima a nuestros "me importa un bledo" o "me importa un comino") está el I don't give a damn, hecho célebre por Rhett Butler en "Lo que el viento se llevó".




En esta línea, existe también un gran número de construcciones que incorporan, para ilustrar nuestra indiferencia, elementos a los que se atribuye poco valor o importancia.  Entre ellas, podemos destacar la muy habitual e idiomática I don't give a toss, la variante que incorpora hoot (en singular y también en pareja, two hoots) y otras más pintorescas y hoy algo anticuadas que se refieren al culo de una rata (a rat's arse) o la maldición de un vagabundo (a tinker's cuss y también a tinker's dam).  Muy curiosa resulta también la expresión I don't give a monkey's, cuyo origen se explora en este enlace que ilustra lo dinámico del lenguaje y que quizá no siempre hay que ponerse en lo peor.


La utilización de elementos malsonantes no es exclusiva, en todo caso, de nuestra lengua aunque la misma sea especialmente generosa en su empleo.  Así, en inglés también encontramos construcciones como I don't give a shit, I don't give a fuck o la muy curiosa I don't give a flying fuck.

Ejemplos prácticos:
  • Me la suda que no se lo hayan comunicado todavía. Es su problema. I don't give a toss if they haven't been told yet. It's their problem.
  • Me la suda que venga o no. I don't give a shit whether he comes or not.
  • El tema me la trae floja. I don't give a fuck about it.
  • En este momento al mercado se la sudan las revisiones de beneficios. At this point the markets wouldn't give a monkey's about earnings revisions.

Mención aparte merece una singular expresión británica que ha ganado popularidad en los últimos años, hasta el punto de que fue nombrada Word of the Year en 2006.  Se trata de la construcción Am I bovvered, cuyas sorprendentes dos uves ridiculizan la pronunciación de bothered y dotan a la expresión de una sonoridad incomparable.  La frase fue popularizada por la actriz Catherine Tate e incorporada al repertorio de su personaje Lauren Cooper, a quien podéis ver en acción en este extraordinario video que ilustra el empleo de la frase.


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