Uno de los grandes regateadores españoles de las últimas decadas fue, sin duda, Onésimo Sánchez, actualmente entrenador y comentarista futbolístico de muy atinado criterio. Onésimo, como se le conocía futbolísticamente, tuvo una carrera fulgurante en equipos modestos como el Valladolid y el Cádiz que le condujo a fichar por el F.C. Barcelona en 1989, al principio de la primera época dorada del club catalán con Johann Cruyff de entrenador. Después de una sola temporada en el equipo blaugrana, volvió al Valladolid, pasando después por el Rayo Vallecano, el Sevilla y el Burgos, para terminar su carrera en el Palencia.
Como buen regateador, Onésimo era propenso a ensimismarse en su jugada y a adornarse en exceso, olvidando la presencia de sus compañeros e incluso la finalidad última del juego. Fue un ejemplo de esos jugadores que, como suele decirse, necesitan un balón para ellos solos.
No está acreditado el origen balompédico de la expresión "ir a su bola", que hoy nos ocupa, pero el mismo parece más que probable. El Diccionario de la Real Academia Española recoge la locución y la hace equivaler con la más formal "ir a lo suyo" que, a su vez, define como "despreocuparse de los demás, y pensar solo en los asuntos o intereses propios". El Diccionario de Uso del Español de María Moliner, por su parte, se refiere más genéricamente a la construcción "a su bola", pues es bien cierto que también solemos emplear con ella otros verbos como estar, y la define como "atendiendo a su propia conveniencia sin preocuparse de los demás".
Podemos decir, sin temor a exagerar, que la mayor parte de las personas en la oficina moderna "van a su bola", ya sea animados por sus ambiciones profesionales o, más generalmente, por un mal disimulado desprecio por todo lo que allí ocurre excepto, por supuesto, el muy noble acto de cobrar a final de mes. En la oficina moderna, a diferencia del fútbol, los componentes asociativos de la organización han sido, en la práctica, arrinconados al tiempo que se ensalzan sin medida las bondades del trabajo en equipo, en una de esas paradojas tan frecuentes en estos tiempos.
Resulta curioso, por ello, que la expresión siga manteniendo una cierta connotación negativa aunque es cierto que la misma está remitiendo. Algo parecido ocurrió hace no muchos años con la expresión "pasar de todo" que evolucionó desde algo criticable ("Carlos es la leche, pasa de todo") hasta convertirse en una actitud casi existencial ("¿ Sabes lo que te digo ? Que paso de todo"). Quizá por ello, si queremos mantener el reproche incorporado a nuestra expresión debemos recurrir, como casi siempre en castellano, a enfatizarla con alguna de nuestras habituales coletillas malsonantes para decir cosas como "siempre va a su puta bola".
En inglés, podemos expresar la idea de ir a su bola o a lo suyo con la expresión to do one's own thing que tiene un significado muy parecido aunque es cierto que no incorpora plenamente las connotaciones negativas que la frase española solía tener. El Cambridge Advanced Learner's Dictionary recoge esta locución verbal con el sentido de "hacer lo que quieras sin preocuparte de lo que piensen de ti los demás" ("to do what you want without worrying about what anyone else thinks of you").
Ejemplos prácticos.
- Ahora que por fin me han echado, probablemente estaré un año por ahí a mi bola y a la vuelta pienso montar mi propio negocio. Now that I finally got sacked, I'd probably fuck off for a year and do my own thing and then come back and start my own business.
- No era fácil trabajar con él porque siempre quería ir a su bola. He wasn't an easy chap to work with because he always wanted to do his own thing.
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