miércoles, 24 de noviembre de 2010

Morderse la lengua

Son muchas las personas de las que se ha dicho que si se mordieran la lengua se envenenarían, destacando entre ellos en los últimos tiempos el admirable prócer Alfonso Guerra.

No faltan tampoco quienes piensan que el autor podría muy bien engrosar este grupo dado que no está acreditado que conozca dónde se sitúan los límites de la mordacidad. Es ocioso rebatir aquí estas consideraciones dado que el lector puede formarse su propia opinión a partir de la lectura de estas páginas. A su criterio nos sometemos gustosos.

En todo caso, no son esos accidentales envenenamientos los que nos interesan hoy sino las numerosas ocasiones en que debemos evitar dar rienda suelta a las palabras para no perjudicarnos. El Diccionario de la Real Academia Española define la locución "morderse la lengua" como "contenerse en hablar, callando con alguna violencia lo que quisiera decir".

La acción física de morderse la lengua en estas circunstancias es probablemente universal y, por ello, no sorprende que en inglés podamos utilizar con rigor la traducción literal de la frase, to bite one's tongue. También disponemos de la expresión paralela, to bite one's lip, utilizada en el título de una antigua canción de los Housemartins (I bit my lip) cuyo estribillo reza I bit my lip until it bled / "yes please" was all I ever said (me mordí la lengua hasta que sangró / sólo decía "sí, por favor").

Quizá no esté de más recordar en este punto que, como se habrá observado, el verbo to bite es irregular, adoptando las formas bit y bitten en su pretérito imperfecto y participio pasado.

Ejemplos prácticos:
  • No se mordió la lengua cuando le preguntaron su opinión. He didn't bite his tongue when he was asked what he thought.
  • Cuando se presentó la nueva organización, todo el mundo se mordió la lengua y nadie preguntó que iba a pasar con nuestro departamento. When the new organization was presented, everyone bit their lip and none asked what was happening with our department.

martes, 23 de noviembre de 2010

Corte de mangas

Los habituales de este blog ya sabrán de la fascinación del autor por el Diccionario de la Real Academia Española, cuya versión en la red es francamente insuperable. Para los que consideren exagerados los entusiasmos del autor, ésta es la definición que el DRAE nos ofrece para el corte de mangas (nótese el plural):

"Ademán de significado obsceno y despectivo que se hace con la mano, extendiendo el dedo corazón entre el índice y el anular doblados. A la vez se levanta el brazo y se golpea en él con la otra mano".

Las convenciones profesionales modernas no permiten practicar el corte de mangas (ni su variante castiza, la peineta, que recobró actualidad gracias a Luis Aragonés), al menos en el sentido propio tan precisamente definido más arriba. En sentido figurado, sin embargo, es indudable que en la oficina moderna se dan y se reciben los cortes de mangas con mayor frecuencia que los buenos días.

El corte de mangas parece ser un gesto bastante extendido geográficamente, con pequeñas variantes. En nuestra ilustración, podemos observar a un futbolista holandés que milita en un equipo alemán realizándolo en un estadio español con una técnica depurada (aunque absteniéndose de sus aspectos digitales, quizá para evitar ser sancionado).

No sorprende, por ello, que en inglés dispongamos de numerosas expresiones que indican tan grosero ademán. La más utilizada es, sin duda, to give the finger (que podemos traducir libremente como enseñar el dedo, locución que también utilizamos en ocasiones en castellano). También podemos utilizar to flip someone off o to give someone the bird (enseñar a alguien el pajarito).

Sin embargo, si lo que queremos es referirnos en sentido figurado al corte de mangas que damos (o con más frecuencia recibimos) en la oficina, quizá la expresión más útil sea la muy idiomática to cock a snook at someone. Si bien su connotación literal es más suave (algo parecido a nuestro sacar la lengua), el sentido es muy parecido al que buscamos y no resulta excesivamente fuerte como sí pueden ser las otras expresiones apuntadas.

Ejemplos prácticos:
  • Lo que buscaban rechazando el presupuesto era dar un corte de mangas al jefe de sistemas. What they were trying to achieve by rejecting the budget was cocking a snook at the head of IT.
  • Mucha gente que vota a Ciutadans sólo quiere dar un corte de mangas a todos los políticos. Many people who vote for Ciutadans are just trying to give the finger to politicians as a whole.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Descojonarse

Dos observaciones nos llevan hoy a elegir la palabra a abordar. Por un lado, llevamos unas cuantas semanas sin avanzar en nuestro heroico intento de trasladar al inglés las múltiples expresiones españolas que incorporan los cojones. Por otra parte, hemos vuelto a caer en un sesgo negativo en nuestas entradas que nos aleja de nuestro intento de equilibrar el contenido de este blog con observaciones más optimistas de la realidad.

Por ello, abordamos hoy el concepto descojonarse, orientándolo hacia la vertiente de la risa, pues no escasean los usos del mismo para connotar el agotamiento. Son más frecuentes, en todo caso, los que nos ocupan, en muchas ocasiones más orientados a subrayar nuestro desprecio hacia el objeto del descojone (o descojono, pues las dos formas se usan) que la propia hilaridad. Así, decimos por ejemplo "me descojoné en su cara cuando me hizo la oferta".

Retornando a la risa como concepto central de la expresión, la forma inglesa más cercana a la nuestra en forma y significado es probablemente to laugh one's ass off. Existe una variante aún más similar (to laugh one's balls off) aunque su uso es más infrecuente.

También tenemos la más clásica to piss oneself laughing, que es más cercana a nuestro "mearse de risa". Bajando un grado más en la escala de malsonancia, nuestro "troncharse de risa" puede expresarse cabalmente en inglés con la locución verbal to split one's sides laughing.

Ejemplo práctico:
  • Cuando llegó y nos contó lo que había pasado, nos descojonamos. When he arrived and told us what had happened, we laughed our asses off.
  • La primera vez que vi al Tricicle, me meé de risa. The first time I saw El Tricicle, I pissed myself laughing.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Cabrear

Resulta sorprendente que hayamos rebasado ya la centésima entrada en este blog sin haber tratado aún la palabra cabrear. Es difícil pensar en verbo más prevalente en la oficina moderna: si no llegamos cabreados por el atasco matinal, alguien nos estará cabreando con su actitud toda la mañana y acabaremos el día con un cabreo mayúsculo.

El Diccionario de la Real Academia define, en su segunda acepción, cabrear como "enfadar, amostazar, poner a alguien malhumorado o receloso", echando mano del singular vocablo "amostazar" (que a su vez define como "irritar o enojar"). La primera acepción del vocablo ("meter ganado cabrío en un terreno") nos recuerda el origen caprino del concepto y nos sitúa en el camino que nos interesa hoy.

Efectivamente, no es casual que nos remitamos a la cabra para referirnos a enojar o irritar a alguien o al hecho de estarlo. El carácter hosco y agresivo de estos animales invita a invocar su imagen para referirnos a estas situaciones. Otras características de esta especie, como su prominente cornamenta, suscitan un rico campo de asociaciones adicionales que hacen sin duda de la cabra el animal más mentado en la oficina moderna.

No sorprende por ello que en inglés también aparezca la cabra en una de las expresiones más tradicionales y efectivas para expresar esta idea: to get someone's goat (que podríamos traducir libremente como sacarle a alguien su cabra). Otro día abordaremos la pluralidad de expresiones inglesas, sin cabras de por medio, que podemos también utilizar en este contexto.

Ejemplos prácticos:
  • La reunión iba muy bien pero Clara consiguió cabrear a Antonio con sus comentarios y éste montó el lío. The meeting was running smoothly but Clara managed to get Antonio's goat with her comments and he made quite a fuss.
  • Lo que realmente me cabrea es la gente que manda correos los fines de semana sólo para lucirse. It really gets my goat when people send e-mails on weekends just to show off.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Cortarse

El ambiente laboral en la oficina moderna genera numerosas situaciones en las que las recriminaciones y las críticas, con frecuencia destructivas, constituyen el plato principal en el menú de las reuniones e incluso de las conversaciones de pasillo. Como ya hemos comentado en las últimas entradas, la estación otoñal es singularmente pródiga en estas situaciones porque el cercano cierre del ejercicio se asemeja en ocasiones al bíblico momento del llanto y el rechinar de los dientes.

En esas circunstancias, podemos decir que los personajes de la oficina moderna se dividen en dos grupos: los que se cortan y los que no se cortan a la hora de decir las cosas. Los primeros constituyen una abrumadura mayoría, no porque de natural sean complacientes sino porque han alcanzado ese estado laboral en el que la prudencia y la cobardía se entremezclan de manera que son prácticamente indistinguibles. El segundo grupo, el de los que no se cortan, tiende a la extinción por razones que cualquier persona familiarizada con la selección natural darwiniana podrá adivinar.

En inglés, la locución de origen boxístico que podemos utilizar para expresar la idea de cortarse en este contexto (to pull one's punches) se emplea casi siempre en negativo y es singularmente visual pues viene a significar no golpear tan fuerte como se podría.

Ejemplos prácticos:
  • En la última reunión de sistemas, Nicolás no se cortó un pelo cuando se trataron las desviaciones presupuestarias y la mitad de los asistentes salió pensando que se iban a la calle. In the last IT meeting, Nicolás didn't pull his punches when the cost overruns came up and half the atendees left thinking they were going to be sacked.
  • No te cortes con él. Dile claramente lo que piensas de su propuesta porque si no nos la va intentar colar otra vez. Don't pull your punches with him. Tell him straight what you think of his proposal because otherwise he is going to try to put one over us again.

martes, 9 de noviembre de 2010

Al pan, pan

Conversaban la otra mañana en Radio Nacional sobre el creciente uso en esta época de crisis económica de la palabra "ajuste", en otro tiempo casi sólo presente en la vetusta "carta de ajuste" . La misma ha pasado a emplearse con liberalidad cuando se trata de hablar de los recortes y reducciones que vienen caracterizando los últimos tiempos, camuflando las claras connotaciones de estos.

Ilustra este ejemplo la moderna tendencia a evitar llamar a las cosas por su nombre, enmascarándolas tras palabras amables y construcciones artificiosas. El eufemismo ("manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante", según la definición del Diccionario de la Real Academia Española) es apenas la antesala de las medias verdades y las mentiras completas.

Es por ello desusado en nuestros tiempos llamar al pan, pan y al vino, vino, expresión clásica que el DRAE nos define precisamente como "dar a entender que alguien ha dicho a otra persona algo llanamente, sin rodeos y con claridad". Los elementos de la comunicación que incorpora la definición (sencillez, ausencia de rodeos, claridad) son en la oficina moderna conspicuos por su ausencia.

En inglés existe una expresión con una estructura muy similar e idéntica connotación: to call a spade a spade (algo así como llamar a la pala, pala). Nótese que la palabra spade puede constituir en algunos contextos uno de los términos más despectivos para referirse a los negros (más allá incluso de nigger) por lo que el uso de la expresión no debe dejar dudas en cuanto a nuestro sentido.

Ejemplos prácticos:
  • Estoy harto de este tema; ya es hora de que alguien llame al pan, pan y al vino, vino. I am fed up with all this; it's high time someone calls a spade a spade.
  • Vamos a llamar a las cosas por su nombre: Pablo es un auténtico gilipollas. Let's call a spade a spade: Paul is a complete asshole.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Echar leña al fuego

Si el verano es el período de mayor riesgo de incendios forestales, el otoño es la estación en que la oficina moderna tiende a arder por los cuatro costados. A la revisión de los objetivos incumplidos se une el denominado "ejercicio presupuestario" caracterizado por la sinrazón en el mejor de los casos, pues con frecuencia está más bien basado en el engaño y su prima hermana la ocultación.

En esta época, la hoguera es alimentada por materiales diversos (la traición, la ambición, la envidia, el miedo) que sólo tienen en común la abundancia con la que se encuentran en la oficina moderna. Por ello, la humareda puede atisbarse desde kilómetros, alertando a propios y extraños del peligro que amenaza.

Merece mención especial, en este contexto, el bombero pirómano, personaje siniestro que se ha convertido en un clásico de nuestras oficinas. En estos tiempos de crisis en que es difícil conseguir avances o éxitos genuinos, el bombero pirómano se especializa en generar problemas estériles que amenazan la supervivencia misma de un proyecto determinado o, en casos extremos, de la propia empresa. Cuando todo parece perdido, el propio personaje se erige en héroe improvisado que apaga las llamas de un fuego que nunca debió existir, asegurándose la recompensa apetecida o, al menos, su supervivencia profesional.

A la luz de toda esta riqueza de matices para el concepto que abordamos, las definiciones que nos ofrece el Diccionario de la Real Academia Española ("poner medios para acrecentar un mal" y "dar incentivo a un afecto, inclinación o vicio") parecen en este ocasión parcas y desenfocadas. De hecho, el DRAE recoge también "añadir leña al fuego" y "poner leña al fuego" que hemos de convenir que resultan rancias y relamidas.

El concepto aparece en inglés en una versión casi idéntica, to add fuel to the fire. Nótese que, aunque en su uso moderno fuel casi siempre equivale a gasolina, la palabra puede traducirse de forma más genérica como "combustible", entendido como cualquier material que se quema para producir calor o energía. En esta definición estaría claramente incluída la leña de nuestra expresión (firewood en inglés, incorporando el fuego en el propio concepto).

Ejemplos prácticos:
  • Se suponía que venía a la reunión para cerrar el tema pero al final echó más leña al fuego y se montó la de Dios. Supposedly he came to the meeting to close the matter but in the end he added more fuel to the fire and all hell broke loose.
  • Lo único que consiguieron los sindicatos con su propuesta fue echar más leña al fuego. The only thing the unions achieved with their proposal was adding fuel to the fire.

martes, 2 de noviembre de 2010

Cabezota

Ser un cabezota ("persona terca y testadura" según el Diccionario de la Real Academia Española) es uno de esos conceptos que demuestran que en la oficina, a pesar de su modernidad, todavía hay clases.

Efectivamente, si decimos de un jefe que es un cabezota nuestro interlocutor entiende que se trata de una persona que persigue los objetivos con denuedo, no dejándose arredrar por ningún contratiempo. Sin embargo, si decimos de un subordinado (o un "colaborador" como se estila en estos tiempos pacatos) que es un cabezota la implicación es que no acepta las instrucciones que se le dan y se empeña en hacer las cosas a su manera.

Al igual que en castellano tenemos múltiples vocablos más o menos equivalentes en este campo semántico (testarudo, terco, obstinado, cabezota, cabezón), el inglés nos ofrece una pluralidad de alternativas para expresar esta idea. La palabra más común es stubborn, que se asemeja a nuestro testarudo en sonar en estos tiempos algo envarada y antigua. Nuestro obstinado puede trasladarse al inglés como obstinate.

Existen varias varias expresiones inglesas que incorporan también la cabeza. Una de ellas es headstrong, título de una antigua canción de 10,000 Maniacs que el autor escucha mientras escribe estas líneas y cuya letra ilustra muy bien el concepto (I mind my feelings and not your words./ Didn't you notice I'm so headstrong even when I know I'm wrong ?; me importan mis sentimientos y no tus palabras./ ¿ No te has dado cuenta de lo cabezota que soy incluso cuando sé que no tengo razón ?).

La más idiomática y pintoresca es, sin duda, pig-headed, de uso bastante frecuente y con connotaciones claramente denigratorias (apropiada por tanto para referirse al subordinado). También resulta muy evocadora la expresión stiff-necked (algo así como "duro de cuello") que no hay que confundir, claro está, con el stiff upper lip.

Ejemplos prácticos:
  • Es el tío más cabezota que me he cruzado en mi vida; una vez que tiene un plan, no escucha a nadie. He is the most pig-headed person I have come accross in my life; once he's got a plan he doesn't listen to anyone.
  • Si no fuera tan cabezota habría aceptado cerrar la operación ayer aunque los chinos no hubieran aceptado todas nuestras propuestas. Ahora tenemos que volver a empezar de cero. If he wasn't so stiff-necked he would have accepted closing the deal yesterday even if the Chinese hadn't accepted all our proposals. Now we are back to square one.