Singularmente notables entre estas actuaciones, resultan los enfados desproporcionados y extemporáneos, generalmente provocados por nimiedades y que, lejos de resultar útiles, dejan a quien los protagoniza en una posición bochornosa. No pocos profesionales los experimentan en su entorno laboral, especialmente cuando no se les concede lo que demandan, conduciéndose como niños consentidos que no pueden aceptar que sus apetencias se vean contrariadas.
Para referirnos a estos pueriles enfados empleamos con frecuencia el termino "pataleta", generalmente con los verbos "coger", "agarrar" o "pillar" en sus formas reflexivas. El uso habitual de la expresión en la oficina moderna trae causa de la tercera acepción que para el verbo "patalear" ofrece el Diccionario de Uso del Español: "agitar las piernas, como hacen a veces los niños". El Diccionario de la Real Academia Española, por su parte, define "pataleta" como "convulsión, especialmente cuando se cree que es fingida" y también, de forma más genérica como "disgusto, enfado".
Dado su carácter histérico, también nos podemos referir a estos enfados como "rabietas", empleando un vocablo que el Diccionario de la Real Academia Española define de forma muy precisa como "impaciencia, enfado o enojo grande, especialmente cuando se toma por leve motivo y dura poco".
En inglés británico existe una expresión de resonancias infantiles que podemos emplear con un sentido muy parecido. Se trata de to throw the toys out of the pram ("tirar los juguetes fuera del carrito") que también podemos encontrar en la variante que, en lugar de pram, emplea la palabra cot, esa cuna-parque infantil con barrotes donde suelen pasar sus días y sus noches los bebes y niños pequeños. Existen otras expresiones que juegan con conceptos parecidos (to throw the dolly out of the pram, to spit the dummy) pero su uso es mucho menos común.
Sin resonancias infantiles tan evidentes, pero con el mismo sentido, podemos recurrir también a la palabra tantrum, definida por el Cambridge Advanced Learner's Dictionary como "a sudden period of uncontrolled anger like a young child's" ("un momento repentino de rabia incontrolada como el de un niño pequeño").
Ejemplos prácticos:
- Cuando rechazaron su plan de negocio, se pilló una pataleta enorme y llegó a amenazar con dimitir. When his business plan was rejected, he threw the toys out of the pram and threatened to resign.
- Tuvimos una escena bochornosa al facturar. Le dijeron que no quedaban asientos de pasillo y se agarró una rabieta delante de los clientes. We had the most akward situation when checking-in. They told him there were no aisle seats available and he threw a tantrum in front of our clients.
Rather than throw things out of prams (most of us - anyone under 30 years of age I'm sure - have no idea what that is), we prefer to 'throw a fit'. It translates exactly as 'throw a tantrum' although the latter is normally used to describe irrational outbreaks from children and dare I say spouses/significant others who are angry at their other half for forgetting important dates....
ResponderEliminarI agree, Pete, in that prams are rarely seen these days and have been replaced by various forms of "buggy". We do still use the expression here in the UK though.
EliminarSome youngsters here use "having an epi" in the same sense as "throwing a fit". This is considered by some to be offensive to epileptics, and in the same league as "mong" and "spaz".
Perhaps this definition of "hissy-fit" is close to the "toys out of the pram" expression:
http://www.collinsdictionary.com/dictionary/english/hissy-fit
Thank you for your comments, folks. I was aware that pram was only used by the Brits; it seems it is a bastardized form of the rather wonderful word "perambulator". To throw a fit is indeed a very good alternative here.
EliminarI would not dream of using "having an epi" if only because I can only guess at how I should pronounce "epi".
Te entiendo perfectamente, Pete. Yo también he sufrido en mis propias carnes las broncas de mi media naranja por olvidarme de fechas tan señaladas como el descubrimiento de América o el día en que Neil Amstrong pisó la luna. ¡¡¡ No tengo perdón !!! :))))
ResponderEliminarAl hilo de la entrada de hoy, comentar que aunque no viene recogido en nuestra constitución, los españoles nunca renunciamos a nuestro "Derecho al Pataleo", que en algunos foros lo traducen como "the right to complain" pero me tomo la libertad de añadir que es un derecho a quejarse a sabiendas de que tus demandas no van a ser atendidas.
El origen de esta expresión no deja de ser curioso. Esto es lo que he encontrado en la red:
Su origen se remonta a Ávila, España, hace varios siglos, cuando los seminaristas del viejo convento de Santa Bárbara, le pidieron a su superior que les permitiera saltar un rato, esto es, patalear, para quitarse el frío de los pies; a esa autorización se la llamó “derecho al pataleo”
Bien visto, Asturiano. La verdad es que se me había escapado completamente ese ángulo en la expresión de hoy.
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