viernes, 6 de noviembre de 2015

Ni puta gracia

Nos ocupa hoy una expresión española de uso muy frecuente en la oficina moderna y traducción singularmente difícil a la lengua de Shakespeare.  Nos referimos a la construcción "ni puta gracia", enésimo ejemplo del empleo de una palabra malsonante para reforzar nuestro mensaje.

En este sentido, conviene subrayar inicialmente la enorme diferencia existente entre "no hacer gracia" y "no hacer ni puta gracia", que va más allá de lo meramente enfático. Nótese que en el primer caso incluso decimos con frecuencia "no me hace mucha gracia" dejando claro que se trata de un desagrado suave, casi imperceptible. Cuando una cosa no nos hace ni puta gracia, sin embargo, nos molesta sobremanera o, más bien, "nos toca los cojones", por continuar en parecido registro.

Podemos intentar trasladar al inglés esta construcción y su énfasis malsonante introduciendo vocablos de esta naturaleza en expresiones más inocuas.   En este sentido, conviene recordar que en inglés las palabras malsonantes (especialmente el omnipresente fucking) pueden usarse casi con cualquier valor gramatical.

Así, podemos decir, por ejemplo, I don't fucking get the joke o I don't think it's fucking funny.  Conviene notar, una vez más, que el uso de palabras malsonantes en lenguas distintas de la nativa es siempre peligroso y comporta el riesgo de sonar ridículo o excesivamente grosero.   Cuando decimos tacos en otra lengua es casi imposible medir bien el tiro, como observa con agudeza Milan Kundera en una de sus obras.

Creemos, por ello, que en este caso es más apropiado elevar el tono de nuestro discurso y adentrarnos en el fascinante mundo del understatement, uno de los territorios más intrínsecamente británicos.  Nos referimos al arte de expresar nuestros pensamientos o sentimientos mediante una referencia muy parcial y contenida a los mismos pero que deja, sin embargo, clara su profundidad y hondura.

En este caso, nuestra sugerencia sería utilizar la expresión I am not amused (que podemos traducir simplemente como "no me entretiene" o "no me hace gracia"), acompañada por un gesto a medio camino entre el desagrado y el abierto desdén.

La expresión es célebre por haber sido pronunciada, supuestamente en más de una ocasión, por la reina Victoria de Inglaterra, quien lógicamente decía más bien we are not amused, utilizando el plural mayestático.  Expresaba así su desagrado hacia comentarios que escuchaba o representaciones a las que asistía con una contundencia notable a pesar de la apariencia inocua de la frase.  La reina Victoria ocupó el trono entre 1837 y 1901, en el período de mayor esplendor económico y cultural del Imperio Británico, época verdaderamente admirable en muchos sentidos.

Ejemplos prácticos:
  • La verdad es que su correo no me hizo ni puta gracia. To be perfectly honest, I was not amused by his e-mail.
  • Cuando me enteré de que tenía que ir yo a Bilbao a resolver el tema, no me hizo ni puta gracia. When I found out that I had to go to Bilbao to sort things out, I was not amused.

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