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lunes, 29 de abril de 2013
Tres años de working language
Sí, parece mentira pero el autor empezó a escribir estas páginas el 29 de abril de 2010, con aspiraciones bien modestas. Un día para celebrar y mirar atrás con cierto orgullo y agradecer a nuestros comentaristas sus aportaciones, correcciones e ideas. Un día también para la reflexión, cercanos ya a otra frontera impensable, la de las trescientas entradas. Whither now ?
miércoles, 24 de abril de 2013
Hacerse trampas al solitario
Parece apropiado que rompamos nuestro prolongadísimo silencio reciente con una nueva entrada dedicada a una de las actividades que caracteriza, como pocas, el devenir cotidiano en la oficina moderna. Nos referimos a la práctica que solemos denominar "hacerse trampas al solitario", en referencia a esos pasatiempos de naipes que han conocido en el mundo digital un renacimiento notable y quizá sorprendente, dada su sencillez.
Cuando empleamos esta expresión en el entorno laboral queremos indicar que alguien está engañándose a sí mismo, presentando o abordando las cuestiones de una manera errónea para evitar sus aspectos más conflictivos o peliagudos. Es frecuente, por ejemplo, que se intenten obviar o, peor aún, se den por resueltos de esta manera problemas singularmente amenazantes para nuestra propia supervivencia o la de la organización.
La expresión suele emplearse de una forma genérica y colectiva, próxima en ocasiones al plural mayestático, como en la construcción "creo que nos estamos haciendo trampas al solitario". Sin embargo, esta formulación amable no debe ocultar que casi siempre constituye una llamada de atención a nuestros interlocutores para que afronten la situación en toda su crudeza y asuman sus responsabilidades para resolver la misma.
Dado su sentido, parece apropiado que recurramos a la sencilla locución to fool oneself (literalmente, "engañarse a uno mismo") para trasladarla al inglés. Conviene, en todo caso, no confundir esta expresión con la similar to make a fool of oneself que podemos emplear como equivalente de nuestro "hacer el ridículo".
Ejemplos prácticos:
- Llegó el momento de dejar de hacernos trampas al solitario y planificar qué vamos a hacer cuando se nos agote el presupuesto de markéting. It's time to stop fooling ourselves and start planning what to do when the marketing budget runs out.
- No nos hagamos trampas al solitario. Las desviaciones de gasto son consecuencia de decisiones que hemos tomado nosotros en este comité. Let's not fool ourselves. The cost overruns are the consequence of decisions that were taking by us in this committee.
viernes, 19 de abril de 2013
Dar la cara +
Asumir la propia responsabilidad no es una de las cualidades que adornan al celtíbero medio, mucho menos a los especímenes que la selección natural, o quizá sólo el azar, han situado en puestos de responsabilidad en nuestras sufridas oficinas. Especialmente en momentos de dificultades o cuando arrecian las crisis de diferente naturaleza que últimamente encadenamos, se trata más bien de escurrir el bulto y capear el temporal como mejor se pueda, a la espera de tiempos más propicios para el lucimiento personal.
A pesar de ello, el Diccionario de la Real Academia sigue incluyendo en sus páginas la definición de la desusada acción de "dar la cara", a la que asigna el valor de "responder de los propios actos y afrontar las consecuencias". Se yuxtaponen así, con precisión, los dos elementos de la conducta: la asunción de nuestra responsabilidad por los actos realizados y la voluntad de hacer frente a las posibles consecuencias negativas que los mismos nos puedan acarrear.
La impunidad y el disimulo han desterrado esta encomiable práctica de nuestras empresas y, más genéricamente, de nuestra sociedad. Así nos luce el pelo en todos los ambitos, singularmente en los relacionados con la política. La llamada ciudadanía es representada por sujetos anónimos, escondidos en listas cerradas, que no tienen que dar cuenta a sus electores de sus votos entregados a la disciplina de los intereses de los partidos, generalmente espurios cuando no abiertamente delictivos. Reuniones secretas y pantallas de plasma se han incorporado, en los últimos tiempos, al repertorio de quienes pretenden a toda costa evitar "dar la cara", manteniéndose, eso sí, en el machito.
En todo caso, si queremos expresar esta idea en inglés, la locución más recomendable es to face the music, que incluye también curiosamente una referencia a la cara. El Cambridge Advanced Learner's Dictionary lo define como "to accept criticism or punishment for something you have done" ("aceptar ser criticado o castigado por algo que se ha hecho"). La imagen es bastante descriptiva pero el origen de la expresión dista de estar claro, aunque sí sabemos que sus primeras apariciones fueron en los Estados Unidos.
Irving Berlin jugó con el concepto en el título de su famosa canción Let's face the music and dance, compuesta en 1936 para la película Follow the Fleet, donde es interpretada por Fred Astaire, introduciendo uno de sus clásicos números con Ginger Rogers. Hay notables versiones posteriores desde Frank Sinatra hasta una reciente, en clave de bossa nova, de Diana Krall. La mejor, sin duda, es la de Nat King Cole que podéis escuchar en este vídeo, acompañada de imágenes de baile de varias películas clásicas del género:
Ejemplos prácticos:
A pesar de ello, el Diccionario de la Real Academia sigue incluyendo en sus páginas la definición de la desusada acción de "dar la cara", a la que asigna el valor de "responder de los propios actos y afrontar las consecuencias". Se yuxtaponen así, con precisión, los dos elementos de la conducta: la asunción de nuestra responsabilidad por los actos realizados y la voluntad de hacer frente a las posibles consecuencias negativas que los mismos nos puedan acarrear.
La impunidad y el disimulo han desterrado esta encomiable práctica de nuestras empresas y, más genéricamente, de nuestra sociedad. Así nos luce el pelo en todos los ambitos, singularmente en los relacionados con la política. La llamada ciudadanía es representada por sujetos anónimos, escondidos en listas cerradas, que no tienen que dar cuenta a sus electores de sus votos entregados a la disciplina de los intereses de los partidos, generalmente espurios cuando no abiertamente delictivos. Reuniones secretas y pantallas de plasma se han incorporado, en los últimos tiempos, al repertorio de quienes pretenden a toda costa evitar "dar la cara", manteniéndose, eso sí, en el machito.
En todo caso, si queremos expresar esta idea en inglés, la locución más recomendable es to face the music, que incluye también curiosamente una referencia a la cara. El Cambridge Advanced Learner's Dictionary lo define como "to accept criticism or punishment for something you have done" ("aceptar ser criticado o castigado por algo que se ha hecho"). La imagen es bastante descriptiva pero el origen de la expresión dista de estar claro, aunque sí sabemos que sus primeras apariciones fueron en los Estados Unidos.
Irving Berlin jugó con el concepto en el título de su famosa canción Let's face the music and dance, compuesta en 1936 para la película Follow the Fleet, donde es interpretada por Fred Astaire, introduciendo uno de sus clásicos números con Ginger Rogers. Hay notables versiones posteriores desde Frank Sinatra hasta una reciente, en clave de bossa nova, de Diana Krall. La mejor, sin duda, es la de Nat King Cole que podéis escuchar en este vídeo, acompañada de imágenes de baile de varias películas clásicas del género:
Ejemplos prácticos:
- Cometió muchos errores gestionando el proyecto pero tuvo mérito que convocara la reunión y diera la cara. He made countless mistakes running the project but it is to his credit that he called the meeting and faced the music.
- Él sabía mejor que nadie cómo había jodido el equipo con sus decisiones así que nadie esperaba que se quedara y diera la cara. He knew better than anyone how he had screwed up the team with his decisions so none expected him to stay and face the music.