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sábado, 31 de octubre de 2015

La pescadilla que se muerde la cola

Las pescaderías de calidad que sobreviven en nuestros mercados se aproximan cada vez más a tiendas de lujo y no sorprendería que pronto precisaran la presencia de guardias de seguridad para evitar la sustracción de cigalas y percebes.

El autor confiesa que es ya casi sólo con interés zoológico que analiza las diferentes especies que se ofrecen en los mostradores. Especial fascinación le produce la profusión de variedades del género o familia de los bivalvos, desde la concha fina hasta las enormes almejas que se anuncian como de Carril, en referencia a su improbable origen en aquella localidad pontevedresa.

Incidentalmente, un buen amigo comentaba hace unos días que la mejor manera de mantener los menús degustación de los restaurantes más innovadores dentro de los parámetros de lo razonable para la mayor parte de las personas es alegar ser alérgico a los bivalvos al iniciar la colación. Esta inverosímil dolencia no sólo nos ahorrará las almejas al natural sino también toda una serie de registros gastronómicos muy marinos y exigentes, además de la mayor parte de las texturas más comprometidas (como la de los caracoles, que el autor reconoce aborrecer).

En terrenos más modestos, tanto en precio como en excelencia gastronómica, se encuentra la especie que merece hoy nuestra atención. El Diccionario de la Real Academia Española zanja la cuestión de la naturaleza de la pescadilla con claridad: "cría de la merluza que ha pasado su primera fase de crecimiento y no ha adquirido aún su desarrollo normal". No en vano en algunas regiones de España se llama "pescada" a la merluza, como por otra parte también ocurre en portugués.

El DRAE no recoge "la pescadilla que se muerde la cola" pero María Moliner en el Diccionario de Uso del Español sí nos ofrece la siguiente definición: "se aplica a algo que constituye un círculo vicioso". Este concepto sí lo recoge en DRAE con los valores de "vicio del discurso que se comete cuando dos cosas se explican una por otra recíprocamente, y ambas quedan sin explicación" y "situación repetitiva que no conduce a buen efecto".

Con esta expresión queremos habitualmente hacer referencia a que nos enfrentamos a una cuestión en la que resulta imposible distinguir las causas de los efectos y que por ello es imposible de resolver. Si para conseguir el objetivo A debo cumplir la condición B que requiere a su vez que la obtención del objetivo A, nos encontramos ante una situación irresoluble y a la que podemos aplicar la frase "es la pescadilla que se muerde la cola".

Además de la obvia vicious circle, el inglés nos ofrece una expresión bastante curiosa para referirnos a estas situaciones. Se trata de Catch 22 (es decir, "trampa 22") que normalmente se utiliza en la construcción a Catch 22 situation. Nótese que podemos encontrarnos con la expresión escrita con o sin guión.

El concepto procede de la novela homónima del autor norteamericano Joseph Heller, publicada en 1961. A los efectos que nos ocupan, digamos simplemente que la trampa 22 a la que hace referencia el título es la paradoja lógica a la que se enfrenta quien para abandonar una situación requiere algo cuya obtención precisa no estar en la situación inicial. Quien quiera indagar en la misma, puede consultar un muy completo artículo en wikipedia, donde también puede encontrarse todo lo relacionado con la propia novela.

En todo caso, es claro que nos encontramos ante una versión más literaria y alambicada de nuestra sencilla pescadilla cuyo uso en inglés es, no obstante, muy frecuente. Ilustramos su empleo con algunos ejemplos encontrados en internet, ligeramente adaptados.

Ejemplos prácticos.
  • Esta política coloca a las autonomías ante una pescadilla que se muerde la cola: no pueden cumplir los requísitos de demanda para nuevas inversiones en ferrocarriles debido a la falta de inversiones en el pasado y no pueden estimular la demanda sin esas inversiones. This policy puts the regions in a Catch-22 situation: they cannot satisfy the demand criteria for new rail investment because of past under-investment , and cannot stimulate such levels of demand without that investment.
  • Es la pescadilla que se muerde la cola: hasta que el negocio despegue los estudiantes no percibirán que se necesitan esos perfiles profesionales y mientras estos no existan no se podrá desarrollar el sector. It's a Catch-22 situation. Until the business succeeds, students won't perceive the need for developing those skills; but without the skills, the industry cannot exist.
  • Estaba en un círculo vicioso: no le daban trabajo porque no tenía experiencia y no podía adquirir experiencia si no conseguía trabajo. He was in a Catch 22 situation: he couldn't get a job because of his lack of experience and he couldn't gain experience if he didn't get a job.

viernes, 30 de octubre de 2015

Poner el cascabel al gato

Son numerosas en la oficina moderna las situaciones problemáticas que requieren ser abordadas y corregidas para evitar el naufragio o, al menos, para alcanzar sanos y salvos la orilla del viernes una semana más. Algunos iniciados entienden muy pronto que esto último es muchas veces el único objetivo verdaderamente alcanzable en la vida profesional. Son muchos más los que sólo lo aceptan cuando ya es demasiado tarde.

En todo caso, la solución de los problemas laborales requiere primeramente de un adecuado diagnóstico de su naturaleza y origen, tarea que, sin alcanzar la categoría de lo heroico, exige con frecuencia notables esfuerzos tanto intelectuales como emocionales. Ello es función no sólo de la complejidad de las situaciones sino, especialmente, de la falta de transparencia que caracteriza con demasiada frecuencia nuestras organizaciones.

No es, sin embargo, la identificación del problema y sus posibles soluciones la más complicada de las tareas. En realidad es a partir de ese momento cuando comienzan las mayores dificultades que confieren en ocasiones caracteres épicos al proceso.

En efecto, alcanzamos la fase en la que alguien debe "poner el cascabel al gato", locución que el Diccionario de la Real Academia Española define de forma escueta como "arrojarse a alguna acción peligrosa o muy difícil". Mucho más útil resulta en esta ocasión la definición que nos ofrece María Moliner en su Diccionario de Uso del Español: "ser alguien, entre varios interesados, el que se atreve a ejecutar cierta cosa difícil o embarazosa; particularmente, decirle a alguien cierta cosa".  Lo ajustado de la definición a la moderna realidad laboral queda acreditado con el ejemplo que nos propone Moliner a continuación: "ese plan está muy bien, pero veremos quién le pone el cascabel al gato". Sólo se echa de menos una referencia al power point que, como es sabido, lo aguanta todo.

El origen de la expresión podemos situarlo en las fabulas medievales de procedencia o inspiración clásicas, probablemente en los cuentos que utilizaban a los animales para ilustrar enseñanzas morales siguiendo el ejemplo de Esopo.  En el "Libro de los Gatos", volumen del siglo XIV que descansa en la Biblioteca Nacional, se recoge un cuento titulado "De los mures con el ratón" que narra las conversaciones entre unos ratones. Una vez que han decidido poner el cascabel ("atar una esquila al pescuezo") al gato para conocer sus movimientos, todos se excusan de hacerlo con una frase que todos hemos oído en innumerables ocasiones en el ejercicio profesional: "yo no". La historia conoció fortuna en nuestra lengua y fue desarrollada posteriormente por Samaniego y Lope de Vega, entre otros.

No sorprenderá que en inglés exista la misma expresión (to bell the cat) si sabemos que el "Libro de los Gatos" es en realidad una traducción bastante libre (y con algún añadido) de una obra en latín del monje inglés Oto de Cheriton, quien escribió en el siglo XIII un buen numero de fábulas de inspiración clásica e intención crítica con los excesos del alto clero y la nobleza.

Sin embargo, el uso de la expresión es mucho más infrecuente en inglés que en nuestra lengua. Para expresar esta idea en un contexto coloquial es, por ello, más recomendable emplear en inglés la locución to stick one's neck out (algo así como sacar el cuello, con la implicación de que nos lo pueden cortar). El Cambridge Dictionary of Idioms define la expresión como to give an opinion which other people may not like or which other people are frightened to give (dar una opinión que a otras personas les puede no gustar o que otras personas temen dar).

Ejemplos prácticos:
  • Cuando empezaron los retrasos, fue la única que le puso el cascabel al gato y pidió explicaciones a la central. When the delays started, she was the only one to stick her neck out and demand an explanation from headquarters.
  • El problema estaba muy claro para todos pero nadie quería ponerle el cascabel al gato y enviar un informe a Paco. It was clear to everyone involved what the problem was but no-one wanted to stick their neck out and send a report to Frank.

jueves, 29 de octubre de 2015

Tener tablas

Nos referimos en otro lugar a la obsesión actual de los responsables de nuestras empresas por lo que se ha dado en llamar, de forma ciertamente ampulosa, "atraer y retener el talento".  La otra cara de la moneda es la despreocupación, cuando no velado desprecio, por la relevancia y extensión de la experiencia profesional, la otra cualidad que tradicionalmente se requería en la oficina moderna para el desempeño de la mayor parte de los puestos de responsabilidad.

Si en otro tiempo se decía aquello de "la experiencia es un grado", hoy es difícil encontrar en nuestras organizaciones personas de más de cincuenta años, víctimas de sucesivas oleadas de jubilaciones anticipadas y otros mecanismos de reestructuración de plantillas o recortes de costes.  Esta circunstancia, además de reducir de forma sustancial la diversidad real de las plantillas, ha privado a nuestras expresas de un enorme caudal de conocimientos y ha empobrecido de forma sustancial la formación de las las jovenes generaciones que han sucedido a todos esos jubilados prematuros.

Entre las definiciones que el Diccionario de la Real Academia Española nos ofrece para el término "experiencia", la más ajustada al uso profesional habitual es "práctica prolongada que proporciona conocimiento o habilidad para hacer algo".  Efectivamente, con independencia de las capacidades innatas de cada persona o de su formación académica, es la práctica profesional la que proporciona el bagaje de conocimientos necesario para abordar tareas crecientemente complejas y exigentes y poder avanzar así en lo que se viene llamando "carrera profesional".

Decimos en la oficina moderna de alguien que "tiene tablas", generalmente incluso que "tiene muchas tablas", para indicar precisamente que su dilatada experiencia le permite hacer frente a cualquier situación profesional, por complicada que resulte.  El Diccionario de Uso del Español de María Moliner contiene una primera definición para la locución "tener tablas" ("se dice de la persona, actor o aficionado, que se maneja con desenvoltura en un escenario") que nos indica a las claras el origen de la misma en el mundo del teatro, pues son las tarimas de los escenarios las "tablas" a las que nos referimos.  Por extensión, la segunda definición es más genérica y ampara el uso que habitualmente hacemos de la expresión: "tener mucha experiencia en un trabajo y, por consiguiente, facilidad y soltura para realizarlo".

Conviene apuntar que, quizá por ese desprecio hacia la experiencia que se ha extendido por nuestras empresas y quizá por el conjunto de nuestra sociedad, la expresión puede incorporar en algunos contextos un cierto tono negativo o crítico.  Efectivamente, en algunas circunstancias se emplea impropiamente para referirse a la habilidad de algunas personas para salir airosas de situaciones comprometidas, con independencia de sus capacidades o de su responsabilidad.

En inglés, podemos emplear una expresión igualmente bastante sencilla para indicar la misma idea.  Así decimos de alguien que es an old hand para indicar que tiene mucha experiencia y capacidad para desarrollar una determinada tarea ("someone who is very experienced and skilled in a particular area of activity", según el Cambridge Advanced Learner's Dictionary).  La referencia a las manos es aquí un ejemplo de metonimía, común en otras expresiones en inglés (por ejemplo, all hands on deck) para referirnos a las personas en particular en contextos relacionados con algún tipo de trabajo o tarea.

Podemos encontrar esta expresión en forma verbal (to be an old hand at something) y también de forma autónoma para referirnos a alguien experimentado.  Por ello, puede resultarnos también útil para trasladar al inglés algunas otras expresiones españolas de sentido similar, aunque ciertamente más coloristas, como "tener el culo pelado" o su versión más zafia "tener los huevos pelados".

Ejemplos prácticos:
  • Cuando llegó la entrevista, estuvo bastante nervioso y a la defensiva; se notó que no tenía muchas tablas.  When it came to the interview he was somewhat nervous and on the defensive; it was clear that he was not an old hand at it.
  • Juan tiene muchas tablas en proyectos de ese tipo y puedo aprender mucho de él.  John is an old hand at projects like that and I can learn a lot from him.
  • Era una ingeniera que ya había liderado otros tres proyectos importantes para la empresa y quedó claro desde el principio que tenía muchas tablas.  She was an engineer who'd already led three other major projects for the firm, and it was instantly apparent that she was an old hand.
  • Vamos, hombre; no se la vas a colar a un tío con el culo pelado como yo.  Come now, you can't fool an old hand like me

miércoles, 28 de octubre de 2015

Sabérselas todas

Una idea que ha conocido últimamente fortuna en el siniestro ámbito de la gestión de recursos humanos en la oficina moderna es la que viene denominándose "gestión del conocimiento".  Para los no familiarizados con tan transcendente concepto, escogemos entre las varias definiciones que para el mismo nos ofrece Wikipedia la siguiente perla: "la gestión del conocimiento es el proceso que continuamente asegura el desarrollo y la aplicación de todo tipo de conocimientos pertinentes de una empresa con objeto de mejorar su capacidad de resolución de problemas y así contribuir a la sostenibilidad de sus ventajas competitivas".

Aunque esencialmente vacua, esta definición y otras similares parecen asignar un valor ciertamente positivo al conocimiento en el ambito profesional.  Sin embargo, las referencia al mismo en la oficina moderna son más bien desdeñosas, cuando no algo peor.  De hecho, la propia frase "ese sabe mucho" es abiertamente hostil, apuntando a conductas ventajistas e incluso a cierta tendencia al escaqueo más que a la propia sabiduría del sujeto.

Cuando, por ejemplo, decimos que alguien "se las sabe todas" queremos indicar, según el Diccionario de la Real Academia Española, que tiene una "gran habilidad para desenvolverse con éxito en las más diversas circunstancias".   Como se observa, no hay referencia a ningún bagaje de conocimientos sino más bien a otras capacidades menos edificantes, que resultan explícitas en la definición que para la misma expresión ofrece el María Moliner ("tener mucha picardía o astucia para desenvolverse").  No olvidemos que, según el DRAE, picardía equivale a "acción baja, ruindad, vileza, engaño o maldad" y que alguien astuto es "hábil para engañar o evitar el engaño o para lograr artificiosamente cualquier fin".

Esta astucia aparece también en la construcción "saber latín" que el DRAE hace equivaler a "ser astuto o muy avisado", término este último que resulta ciertamente más positivo pues en otro lugar se define como "prudente, discreto, sagaz".   No debemos olvidar que el latín era en tiempos la medida de la preparación de una persona, asociándose el conocimiento de esta lengua con las clases intelectuales y sociales más elevadas.

Aún más pintoresca resulta otra construcción que empleamos con el mismo sentido.  Se trata de "saber más que los ratones coloraos", expresión que algunas fuentes consideran truncada, atribuyéndole una segunda parte rimada ("que son tan listos que nadie los ha visto").  Lo cierto es que cuando empleamos esta construcción queremos indicar que alguien maneja con tal soltura todos los aspectos de su trabajo que no sólo es casi imposible meterle un gol sino que, incluso, hay que andarse con cuidado no sea que sea él quien nos la cuele a nosotros.

Existe una expresión que puede resultarnos especialmente útil para trasladar esta idea al inglés.  Se trata de to know every trick in the book, que podríamos traducir literalmente como "conocer todos los trucos del libro", muy similar a nuestro "sabérselas todas".  Es más frecuente que encontremos la referencia a los trucos (o las trampas) del libro con verbos más activos (to use, to try) pero siempre con el valor ofrecido por el Cambridge Idioms Dictionary: "cualquier medio astuto o deshonesto que conoces para conseguir algo que quieres" ("every clever or dishonest way that you know to achieve something that you want").

Como se puede apreciar, la expresión inglesa comparte también con la española una cierta ambivalencia sobre la conducta a la que se refiere.  No es ciertamente admiración lo que destila aunque tampoco hay un reproche abierto sino más bien un cierto guiño cómplice algo vergonzante.  La definición que nos ofrece el Wiktionary es, en todo caso, mucho más aséptica: "saber todo lo que se conoce sobre una determinada materia" ("to know all that is known about a certain discipline").

Ejemplos prácticos:
  • Ten cuidado con María; se hace la tonta pero se las sabe todas.  Watch out for Mary; she likes to play dumb but she knows every trick in the book.
  • La reunión fue muy difícil porque trajeron con ellos un abogado que sabía latín.  It was a very difficult meeting because they brought along a lawyer who knew every trick in the book.
  • Lo intenté todo para que cambiaran de opinión pero era demasiado tarde.  I tried every trick in the book to make them reconsider but it was too late.
  • Aunque no había ido a la universidad, sabía más que los ratones coloraos y el jefe siempre le consultaba en los temas importantes.  Even though he never went to college, he knew every trick in the book and the boss always sought his advice on important issues.

martes, 27 de octubre de 2015

Blanco y en botella

Son numerosas las expresiones que se utilizan con escaso conocimiento de su origen o incluso, en ocasiones, ignorando su significado o sentido precisos.  En nuestras prolongadas excursiones por el mundo taurino hemos hecho notar de forma profusa este fenómeno que, las más de las veces, tiene que ver con la pervivencia en el lenguaje de referencias a hechos o cosas ya desaparecidas o, al menos, olvidadas con el paso del tiempo.

Un llamativo ejemplo es la continuada utilización de la expresión "verde y con asas" para indicar que algo es obvio o evidente.  Si se preguntara a quienes la emplean qué es lo que es verde y con asas, probablemente nos encontraríamos con ese encogimiento de hombros que viene a denotar que no sólo no tenemos ni idea sino que, verdaderamente, nunca nos lo hemos siquiera planteado.

La expresión original era, al parecer, "verde y con asas, alcarraza" que, además, incorporaba una cierta rima.  Nos encontramos ante un olvidado vocablo de origen evidentemente árabe y que aún aparece en el Diccionario de la Real Academia Española con el valor de "vasija de arcilla porosa y poco cocida, que tiene la propiedad de dejar rezumarse cierta porción de agua, cuya evaporación enfría la mayor cantidad del mismo líquido que queda dentro".  En otras palabras, se trataba de una suerte de botijo que, efectivamente, se fabricaba de color verde y con las dos asas de las que trae causa nuestra expresión.

Más evidente es el objeto de la locución que da título a nuestra entrada de hoy, "blanco y en botella", que seguimos empleando con el mismo sentido aún cuando la leche ya casi nunca viene en botellas de cristal que permitan ver su color.  Aunque cada vez sean menos las cosas que resultan evidentes, lo cierto es que nuestro idioma sigue ofreciéndonos un amplio catálogo de expresiones para referirnos a las mismas.  Así, podemos decir que algo es "de cajón" ("evidente, obvio, fuera de toda duda o discusión", según el DRAE) .o que "se cae por su propio peso" (definido en el mismo diccionario como "estar clara su mucha razón o la evidencia de su verdad").

Todas las expresiones apuntadas tienen en común pivotar sobre referencias hoy antiguas o trasnochadas y tener, ellas mismas, una dilatada presencia en nuestra lengua.  Ello no ocurre con sus equivalentes en inglés, de aparición mucho más reciente.  Efectivamente, la expresión no-brainer (que podría traducirse libremente como "algo que no necesita del uso del cerebro") no aparece por primera vez en inglés hasta finales de los años cincuenta, popularizándose en la década posterior.  Hoy la encontramos en el Cambridge Advanced Learner's Dictionary con el valor de "algo muy sencillo de hacer o de entender" ("something that is very simple to do or to understand").

Aunque comparte el origen norteamericano y la fecha de aparición, suena incluso más moderna todavía la referencia a la astronaútica que contiene la construcción not to be rocket science.  Como cabe pensar de su forma negativa, la expresión se emplea con sentido irónico para indicar precisamente que no pensamos que algo sea difícil de hacer o de entender ("to say that you do not think that something is very difficult to do or to understand", según el CALD).

Menos modernas pero más cercanas conceptualmente a la expresión que da título a nuestra entrada resultan crystal clear (literalmente, "tan claro como el cristal") y as clear as day ("tan claro como el día"), a las que el CALD hace equivaler a muy fácil de entender.

Ejemplos prácticos:
  • Todos pensábamos que era blanco y en botella pero se las apañaron, una vez más, para retrasar la decisión final.  We all thought the issue was a no-brainer, yet somehow they managed to delay the final decision yet again.
  • Todo era tan de cajón que me preocupaba que me estuviera perdiendo algo importante.  The situation was such a no-brainer that I was worried I was missing something important.
  • Al final, llovió tanto que la decisión de suspender el partido cayó por su propio peso.  As it turned out, it rained so hard that the decision to abandon the game became a no-brainer.
  • Menos beneficio significa menos bonus.  Verde y con asas.  Lower profits mean lower bonuses.  It's not rocket science.
  • Es de cajón que el gobierno no va a ganar las elecciones.  It's as clear as ​day that the ​government is not going to ​win the ​election.

lunes, 26 de octubre de 2015

Tener pocas luces

La inteligencia y la integridad son cualidades repartidas de manera muy desigual en la oficina moderna, aunque quizá no más que en el conjunto de la sociedad.  Notable resulta, por ello, la escasa correlación entre el éxito profesional y las mismas, pudiendo incluso argumentarse que la misma es negativa en el segundo caso.

No es, por ello, infrecuente que nos encontremos en la oficina moderna con personas cuyas capacidades intelectuales se encuentren muy por debajo de la media nacional, y ya es decir.  La inteligencia práctica, en particular, escasea de manera preocupante en nuestras organizaciones, incluso entre quienes ocupan puestos de responsabilidad.

La expresión que hoy nos ocupa, en todo caso, es una forma más o menos genérica y suave de referirse a la falta de inteligencia.  El Diccionario de la Real Academia Española incluye "esclarecimiento o claridad de la inteligencia" entre los valores de "luz".  El Diccionario de Uso del Español de María Moliner, por su parte, ofrece una definición similar para "luz" ("capacidad para entender o pensar") y la hace equivaler directamente a inteligencia, ofreciendo a continuación un ejemplo del uso de nuestra expresión de hoy ("tiene tan pocas luces que no se le puede encargar ni una compra").

Mª Leonisa Casado Conde, en su obra "¡ Se Dice Pronto !", define la expresión como "corto de inteligencia", dirigiendo nuestra atención hacia otra de las palabras que empleamos habitualmente en este contexto.  Efectivamente, "ser corto" equivale, según el Diccionario de la Real Academia Española, a tener "escaso talento o poca instrucción".  El Diccionario de Uso del Español, entre otras múltiples acepciones, define "corto" simplemente como "poco inteligente".

La sencillez de estas expresiones ha llevado a que las mismas se complementen en ocasiones con elementos comparativos más o menos ocurrentes.  Los dos más clásicos son "tienes menos luces que un barco pirata" y "es más corto que la manga de un chaleco".  Entre las expresiones que el legendario Chiquito de la Calzada hizo clásicas hace unos años está la impagable "tiene menos luces que el coche de los Picapiedra".

La expresión inglesa favorita del autor para expresar lo que buscamos es to be a bit slow on the uptake (que podría traducirse libremente como "lento en asimilar").  Ello quizá se explique por su uso reiterado por Bertie Wooster para referirse a sí mismo en la serie de novelas de P.G. Woodehouse de la que es protagonista junto con su mayordomo Jeeves.   Como puede deducirse del uso de a bit, la expresión es bastante suave y, además, hace referencia más bien a situaciones pasajeras y no a una estulticia permanente.  Es bastante similar, por ello, a nuestro "estar espeso".

Si queremos referirnos a la falta de inteligencia como tal, la construcción inglesa más idiomática incorpora también elementos comparativos.  Se trata de to be as thick as two short planks.   Además de su conocido valor como "grueso", el adjetivo thick tambien puede denotar en contextos informales, la escasez de luces.  La frase apuntada juega con los dos significados y compara el grosor (o la falta de inteligencia) con el de dos tablones cortos.

En los Estados Unidos existe también una expresión mucho más grosera, to have shit for brains, que incluso puede emplearse como sustantivo (shit-for-brains) para referirse a una persona particularmente estúpida, tal como ilustra el siempre interesante Urban Dictionary.

Como no podía ser de otra manera, pues la estulticia humana, además de no tener límites, tampoco conoce fronteras, el inglés nos ofrece una infinidad de expresiones ocurrentes para describir la ausencia de inteligencia.  Algunas tienen también referencias lumínicas (not the brightest light in the harbour o not the brightest bulb in the Christmas Tree) pero existen infinidad de alternativas, algunas de las cuales podéis ver aquí.

Ejemplos prácticos:
  • La mitad de los candidatos que nos mandaron no hablaban inglés y tenían menos luces que un barco pirata.  Half of the candidates they sent spoke no English and were as thick as two short planks.
  • No creo que le saques ni dos palabras porque el pobre es corto, lo que se dice corto.  You'll be lucky if you get more than two words out of him because he's as thick as two short planks.
  • Déjame que revise otra vez la hoja de cálculo que hoy estoy un poco espeso.  Let me go over the spreadsheet again because I'm a bit slow on the uptake today.

domingo, 25 de octubre de 2015

Cambiar el agua al canario

Las largas reuniones que caracterizan la jornada laboral en la moderna oficina obligan a una cuidadosa planificación para evitar urgencias fisiológicas. Incluso reduciendo la ingesta de líquidos hasta el mínimo indispensable, con frecuencia nos vemos obligados a excusar de manera más o menos ocurrente nuestra presencia en alguna reunión o conversación para ir al servicio.

No es menos cierto que esta visita al cuarto de baño ya no es la disculpa por excelencia para sustraerse temporalmente al tedio o al desatino que suelen caracterizar los comités, distinción que ha ocupado por derecho propio la llamada al móvil, real o fingida.  Este subterfugio nos ahorra, además, tener realmente que visitar el cuarto de baño de la oficina moderna y comprobar que la capacidad del ser humano para conducirse de manera abominable no conoce límites tras la puerta de un retrete.

En todo caso, las visitas al servicio precisan de una explicación, no en vano nos podemos referir a esa estancia como "el excusado".  En castellano, solemos decir que vamos a "hacer un pis" o, de forma mucho más ocurrente, a "cambiar el agua al canario".  En los últimos tiempos, ha conocido fortuna la expresión "voy a echar un meo", probablemente por el guiño que incorpora, al quedar generalmente tácita la segunda parte ("y, de paso, me la veo") de una locución a mitad de camino entre lo pueril y lo procaz.

La forma de referirse al cuarto de baño es bastante diferente en el Reino Unido y en los Estados Unidos.  A este lado del charco, es más frecuente escuchar loo o toilet, pero ambas pueden resultar ridículas o desconcertantes en los Estados Unidos.  El autor asistió hace años a un bochornoso episodio en Nueva York en el que el uso de la primera expresión provocó carcajadas en una audiencia norteamericana.  En aquellos pagos, es más frecuente emplear el muy eufemístico restroom.  Conviene notar que bathroom no se emplea para referirse a los servicios en un lugar público.  En una línea más pintoresca, podemos recurrir también a la expresión to go to the john, sobre cuyo origen existen diversas teorías aunque probablemente sea un velado homenaje a Sir John Harington, a quien se atribuye la invención del retrete a finales del siglo XVI.

Existe, por otro lado, una expresión inglesa más idiomática que puede utilizarse en este contexto: to spend a penny (literalmente, gastarse un penique). La expresión se origina en Gran Bretaña en el siglo XIX, cuando los cuartos de baño en los lugares públicos (especialmente las estaciones) requerían para su uso del pago de un penique.

Si se nos permite una nota abiertamente pedante, recordemos que antes de 1971 el sistema monetario en el Reino Unido no era decimal y una libra se componía de 20 chelines (shillings) que a su vez se descomponían en 12 peniques (penny, plural pence). Por si fuera poca complicación, también existia la corona (crown) que equivalía a 5 chelines o, como el avezado lector ya habrá sin duda deducido, un cuarto de libra.

Ejemplo práctico:
  • Perdóname un segundo, voy a cambiar el agua al canario. Excuse me for a sec, I need to spend a penny.

Esta expresión es de uso frecuente en los paises de habla inglesa, dando lugar a situaciones confusas para los extranjeros y a ocurrencias como la del fundador y presidente de Ryanair, Michael O'Leary, que hace unos meses apuntó, según este artículo de BBC News:

"One thing we have looked at in the past, and are looking at again, is the possibility of maybe putting a coin slot on the toilet door, so that people might actually have to spend a pound to spend a penny".

sábado, 24 de octubre de 2015

Meter un paquete

Como en otros ámbitos de la vida, la impunidad suele ser la única consecuencia que acarrean las muchas tropelías, desacatos e imprudencias que se cometen a diario en la oficina moderna.   Es tanta la reiteración y aún la contumacia con que algunos profesionales perpetran todo tipo de desmanes que las más desarrolladas teorías sobre el delito continuado y el delito masa resultarían de gran utilidad en nuestras empresas si no fuera porque, como apuntábamos, los mismos quedan impunes cuando no son incluso jaleados por propios y extraños.

Sin embargo, es cierto que, en contadas ocasiones observamos que estas actuaciones son efectivamente castigadas, circunstancia que suele recibirse con callado regocijo por afectados y testigos.  Decimos, en esos casos, que al autor "le han metido un paquete" o también que "le ha caído un paquete".  Empleamos aquí la acepción, probablemente de origen castrense, que hace equivaler "paquete" a "castigo, arresto, sanción", tal como encontramos en el Diccionario de la Real Academia Española.  La locución verbal "meter un paquete a alguien", también recogida en el DRAE, es definida precisamente por María Moliner como "castigar o sancionar a alguien".

Es rica la polisemia de la palabra "paquete" más allá de sus valores más inmediatos y elementales.  En la oficina moderna, la encontramos también en numerosas construcciones denigratorias ("el nuevo analista es un paquete"; "se necesita ser paquete para no aprobar ese examen").  Empleamos el vócablo aquí con un sentido ("persona torpe y aburrida") que, curiosamente, el DRAE limita geográficamente a Cuba, Argentina y Uruguay, aún cuando es frecuentísimo en el castellano peninsular con el foco en la torpeza o inutilidad.

Aún más idiomático resulta el empleo de la palabra "paquete" para referirnos al "bulto de los órganos genitales masculinos bajo una prenda muy ceñida", por emplear la colorista definición del DRAE.  Encontramos este valor en la expresión "marcar paquete", también recogida por la Real Academia con el valor de "hacer resaltar los órganos genitales masculinos mediante una prenda muy ceñida", que ilustran especialmente nuestros toreros y torerillos con sus trajes de luces.

Conviene notar que esta locución, además de en su sentido literal, es empleada, con cierta frecuencia, en un sentido figurado que se refiere de manera desdeñosa a alardes innecesarios o a las inevitables búsquedas del lucimiento personar que suelen caracterizar el desempeño profesional ("le gusta mucho marcar paquete en los comités con sus conocimientos sobre la economía mexicana"; "no tiene ni puta idea de finanzas pero marca mucho paquete con su inglés de Eton").  En los tiempos mozos del autor se empleaba, incluso, la palabra "paquetero" para referirse al autor reiterado de estas actuaciones pero este término ha caído en desuso, al igual que el relacionado "paquetada".

Por otro lado, y retornando a nuestro camino principal, se emplea también en nuestras oficinas una locución similar, "meter un puro", con el mismo sentido.  El DRAE le asigna efectivamente el valor de "imponer a alguien una sanción o un castigo" e incluye también en sus páginas el verbo equivalente "empurar".  En todos los casos, con "paquete" o "puro", el énfasis de la expresión está en la severidad del castigo recibido que, en muchas ocasiones, se subraya aún más, haciendo mención a "un buen paquete" o "un buen puro".

Por ello, a la hora de expresar esta idea en inglés, podemos recurrir a la locución verbal to throw the book at someone, que podría traducirse literalmente como "lanzarle el libro a alguien".   Es una construcción de origen norteamericano que hace referencia al libro que contiene las leyes o normas y, en el origen, indicaba que a alguien se le aplicaba la máxima pena que el código aplicable prescribía.  Hoy su uso es más genérico y el Cambridge Advanced Learner's Dictionary define la expresión como "castigar a alguien con la máxima severidad" ("to punish someone as severely as possible").

Ejemplos prácticos:
  • Pensaban que se irían de rositas pero les pillaron y el regulador les metió un buen paquete.  They thought they would get away with it but got caught and the regulator threw the book at them.
  • Ha llegado la hora de que la Comisión le meta un puro al Estado Miembro que no cumple.  The time has come for the Commission to throw the book at the delinquent Member State.
  • Si no respetas las normas, te acabarán empurando.  If you don't follow the rules, they will throw the book at you in the end.

viernes, 23 de octubre de 2015

Echar la bronca

La oficina moderna, como casi cualquier organización jerárquica, esta basada en un concepto de la autoridad que, al carecer por lo general de otros sustentos, forzosamente deriva en el autoritarismo.  Este adopta formas diversas pero, en estos tiempos. se caracteriza principalmente por el papel central que pasan a desempeñar en nuestras organizaciones las decisiones arbitrarias (o incluso aleatorias, en no pocas ocasiones).  Se refleja así el desprecio por los subordinados que también se traduce en la ausencia total de transparencia y en una comunicación de las decisiones cuando menos parca.

Existen otras muchas manifestaciones autoritarias que, con mayor o menor intensidad, siguen caracterizando la difícil convivencia entre jefes y subordinados.  Entre ellas se cuenta la tendencia de algunos superiores jerárquicos a "echar la bronca" a sus colaboradores por los motivos más nimios y, generalmente, de manera extemporánea y desproporcionada.

En todo caso, conviene notar que las modernas tendencias en la gestión de recursos humanos han hecho retroceder estas bárbaras prácticas, que llevaban aparejada la humillación pública del empleado abroncado y afectaban innecesariamente la tensión arterial de todos los implicados y de no pocos espectadores.  Su lugar ha sido ocupado por técnicas más refinadas, que se apalancan en las posibilidades de las nuevas tecnologías, muy en particular en las funciones de "copia" y "reenvío" de las aplicaciones de correo electrónico.

La palabra "bronca" ofrece variados valores en el mundo hispanohablante, muy diferentes a uno y otro lado del charco.  El Diccionario de la Real Academia Española recoge nada menos que diez acepciones para el término.  Nos interesan especialmente las dos de uso más común en España: "riña o disputa ruidosa" ("a la salida del partido, se montó una bronca entre los padres de las jugadoras") y "reprensión áspera", que es la que hoy nos ocupa.  En Hispanoamérica son más frecuentes los usos vinculados al enfado ("me da bronca", muy escuchado en la Argentina) o a la inquina ("le tiene bronca al nuevo becario").

Cuando decimos que a alguien "le han echado una bronca" hacemos referencia, efectivamente, a que ha sido reprendido de forma severa, con una intensidad o duración notables, quedando por ello en una situación desairada, especialmente si la bronca se ha administrado con publicidad.  Las broncas privadas son infrecuentes a pesar de que su motivación suele ser más sana y, por ello, resultan más efectivas a la hora de cambiar la actitud o el desempeño del abroncado.

El inglés nos ofrece varias formas de expresar la misma idea.  Tenemos, por ejemplo, la construcción to give someone a ticking-off, que también podemos encontrar con telling-off (ambas expresiones pueden escribirse sin guión).  Los phrasal verbs to tick someone off y to tell someone off tienen el valor de dirigirse a alguien con severidad para reprenderle por algo que ha hecho mal ("to speak severely to and criticize someone who has done something wrong", según el Cambridge Advanced Learner's Dictionary).

La misma estructura presenta otra expresión con el mismo sentido: to give someone a dressing-down.  Igualmente disponemos del verbo to scold y el sustantivo scolding que ofrecen valores similares a nuestros abroncar y bronca o regañina.

Más colorista y evocadora resulta la expresión a tongue-lashing, que podríamos traducir como "un azote con la lengua", y que encontramos con lo verbos to give (en sentido activo) o to get (pasivo).  El CALD la hace equivaler a "hablar a alguien de forma airada por algo que ha hecho mal" ("you ​speak angrily to that ​person about something that they have done ​wrong").   En la misma línea pintoresca se inscribe el concepto the hairdryer treatment, para siempre asociado a Alex Ferguson, quien fuera durante muchos años entrenador del Manchester United.  La idea es que la bronca es de tal calibre que se asemeja al efecto del secador de pelo.

Si la bronca se adereza con amenazas podemos recurrir a una curiosa expresión inglesa: to read someone the riot act (que podría traducirse como "leer a alguien la ley de motines").  La frase tiene su origen, al parecer, en los motines jacobitas de principios del siglo XVIII, y tiene, según el CALD, el significado de hablar de forma airada con alguien sobre algo que ha hecho y advertirle de que será castigado si lo vuelve a hacer ("to speak angrily to someone about something they have done and warn them that they will be punished if they do it again").

Ejemplos prácticos:
  • Envíamos tarde la información y, aunque el cliente no se quejó, nos llevamos una buena bronca.  We sent the information out late and, although the client didn't complain, we got a telling off for it.
  • Le tuve que echar una bronca por la mala calidad de sus informes.  I had to tick him off for the poor quality of his reports.
  • Me sorprendió que me echara tal bronca sólo por llegar cinco minutos tarde a la reunión del departamento.  Yo creo que me tenía ganas.  I was surprised she gave me such a dressing-down just for being five minutes late to the department meeting.  I think she had it in for me.
  • Había tenido que tragarle ya muchas cosas y creí que era el momento de echarle una buena bronca.  I'd already put up with a lot from him and thought it was time to read him the riot act.
  • El dueño de la tienda le echó una buena bronca al empleado después de que el cliente se quejara.  The owner of the store gave his employee a tongue-lashing after the complaint of the client. 

jueves, 22 de octubre de 2015

No saber hacer la O con un canuto

Como es sabido, una de las prioridades de quienes gestionan la empresa moderna es supuestamente atraer y retener el talento, llave para alcanzar los objetivos estratégicos. El concepto "talento" es hoy omnipresente en el discurso de nuestras élites empresariales y aún políticas, que lo presentan como algo novedoso y de gran importancia cuando generalmente resulta ser una obviedad, cuando no algo peor.

Efectivamente, el Diccionario de la Real Academia Española se limita a hacer equivaler esta palabra a "inteligencia" y, más genéricamente, a "capacidad". Parece, por ello, que se trata en realidad de algo tan sencillo como contratar y mantener en la empresa a personas capaces de desempeñar eficazmente las diferentes funciones que en ella se desarrollan.

Sorprende por ello que, a pesar de este pretendido afán de la empresa por incorporar y mantener en sus filas a los más capacitados, en nuestras oficinas no escaseen precisamente los inútiles y los indocumentados de las mas diversas especies. No es éste el lugar de ensayar una explicación para esta llamativa paradoja pero sí para constatar la frecuencia con que nos encontramos con personas muy escasamente capacitadas para desempeñar la labor profesional que pretendidamente ejercen.

Entre las expresiones que solemos utilizar para definir estas personas, tiene singular sonoridad la que hoy nos ocupa. Decimos de alguien que "no sabe hacer la O con una canuto" para indicar que se trata de alguien muy ignorante o que destaca por su incapacidad y su ineptidud, por utilizar la definición que ofrece Mª Leonisa Casado Conde en su obra "¡ Se dice pronto !". No es infrecuente que incluso se añada un "ni" a la frase ("ni hacer la O con un canuto") para dotarle de mayor énfasis, aunque resulta algo forzado.

Se trata de afirmar la completa inutilidad del individuo del que se predica la frase, ejemplarizándola en su incapacidad para realizar una tarea sencillísima como es escribir la letra O con la ayuda de un instrumento circular.  Cuando el énfasis esté en la ignorancia del personaje podemos emplear también la construcción alternativa "no saber dónde tiene la mano derecha".

Estas referencias a la ubicación de las partes del propio cuerpo son también empleadas en inglés para expresar la idea que hoy nos ocupa.  Efectivamente, podemos en esa lengua descalificar a alguien de manera tan absoluta con una expresión bastante pintoresca y, por una vez, ciertamente más zafia que su equivalente en castellano.  Así, decimos en inglés británico que alguien no distingue su culo de su codo (can't tell his arse from his elbow o también doesn't know his arse from his elbow).  El Cambridge Advanced Learner's Dictionary define esta construcción como "ser estúpido e incapaz de entender las cosas más simples".

Existe también otra expresión similar, más común en los Estados Uniods, que apunta que alguien es tan inútil que no es siquiera capaz de distinguir su propio culo de un agujero en el suelo (he doesn't know his ass from a hole in the ground).

Apúntemos finalmente que existe una antigua expresión española, hoy en cierto desuso, que también pivota sobre la confusión alrededor del culo, aunque con un sentido denigratorio más limitado.  Se trata de "confundir el culo con las témporas" que el DRAE hace equivaler a la hoy trasnochada "confundir la velocidad con el tocino", con el significado común de "confundir dos cosas completamente distintas".

Ejemplo práctico.
  • No puedo entender que le hayan pedido a Alfredo que lidere el grupo de trabajo; no sabe ni hacer la O con un canuto.  I can't understand why they have asked Al to lead the working group; he can't tell his arse from his elbow.
  • Trajeron a un tío de Londres que supuestamente iba a montar el departamento pero resultó que no sabía hacer la O con un canuto y le echaron a los seis meses. They brought a chap from London who was supposed to set the department up but it turned out he didn't know his ass from a hole in the ground and they sacked him after six months.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Acojonante

Nos enfrentamos a una expresión de uso tan frecuente en nuestros días que corre el riesgo de ser utilizada casi como una coletilla sin significado propio. Este sino afecta también a otros términos de parecido valor como pavoroso, estremecedor o espeluznante, que hemos tratado en otro lugar.

En el caso que nos ocupa hoy concurre además la referencia implícita a los cojones que provoca un abuso aún mayor del término dada nuestra preferencia por vocablos sonoros y moderadamente malsonantes para enfatizar los mensajes.

Resulta por ello más necesario que nunca empezar acotando el concepto, partiendo lógicamente del verbo "acojonar". El Diccionario de la Real Academia define éste como "acobardar" (que en otro lugar se hace equivaler a "amedentrar, causar o meter miedo") e "impresionar profundamente, dejar estupefacto". A partir de ahí, la palabra "acojonante" se define simplemente como "que acojona" y la cercana "acojone" se incorporará en la vigésima tercera edición del DRAE con el valor de "acción y efecto de acojonar".

El Diccionario de Uso del Español de María Moliner, por su parte, también nos ofrece dos acepciones para "acojonar": "intimidar(se)" y "causar o sentir gran impresión". Para "acojonante", al sentido que ya hemos visto ("que causa gran miedo, susto o impresión") añade un segundo muy preciso y actual: "magnífico, estupendo".

Podemos concluir que probablemente el concepto se ha ido ido ampliando con el paso del tiempo, desde un significado inicial bastante acotado (que causa miedo o temor) a otro más genérico (que sorprende o impresiona). Este último, a su vez, al asociarse a características positivas ha dado lugar a un moderno uso encomiástico del término que María Moliner ilustra con el siguiente ejemplo: "el equipo hizo un partido acojonante".

A la hora de trasladar el concepto al inglés debemos tener en cuenta estas matizaciones que ilustramos a continuación con numerosos ejemplos.

En el primer caso, el centrado en el miedo y el temor, podemos optar por los elegantes frightening o scary. Si queremos incorporar el matiz malsonante o enfático de la expresión española podemos optar por la fórmula to scare the shit out of someone.

Ejemplos prácticos:
  • Las cifras que manejaban para 2010 eran acojonantes, con pérdidas de empleo en todos los sectores. The figures they were working on for 2010 were frightening, with job losses in every sector.
  • Ese parking es acojonante por la noche. That carpark is scary at night.
  • Los vuelos largos le acojonan. Flying long-distance scares the shit out of him.

En el sentido más general que hemos apuntado, es más apropiado utilizar términos ingleses que subrayan lo sorprendente como astonishing, stunning o astounding.

Ejemplos prácticos:
  • Después de lo que había dicho de ella fue acojonante que volvieran a salir. After all the things he had said about her, it was astonishing that they went back together.
  • Lo acojonante de las pérdidas en ese proyecto es que todos aceptaron las previsiones de ingresos sin rechistar y se centraron en controlar los gastos. The astounding point about that project's losses is that everyone accepted the revenue forecasts without a question and just focused on keeping the costs in check.


Finalmente, en el sentido más bien laudatorio que hemos descrito más arriba, probablemente lo más recomendable es optar por amazing.

Ejemplos prácticos:
  • El gol de Rooney al City fue acojonante. Rooney's goal against City was amazing.
  • No sé por qué pero a la salida de la oficina aquel bar siempre estaba lleno de unas chutis acojonantes. Don't ask me why but that bar was always packed with amazing birds after work.

martes, 20 de octubre de 2015

Llevárselo crudo

Trataremos en lo que sigue una singular expresión, "llevárselo crudo", que, a pesar de su frecuente uso, bordea la categoría de lo inefable (es decir, para los no iniciados, la de lo que no se puede explicar con palabras).

Conviene distinguir, inicialmente, esta construcción de otra similar, "llevarlo crudo", cuya implicación se refiere más bien, o incluso únicamente, a la dificultad de una determinada tarea o actividad, como desarrollamos en otro lugar.

El autor confiesa que, a falta de diccionarios a los que recurrir en este caso, ha debido solicitar de varios especialistas su parecer sobre el particular. Quizá sea necesario aclarar que los especialistas en cuestión lo son en el arte de observar y definir la realidad de la oficina moderna y no, para su desgracia, en la muy rentable actividad de llevárselo crudo.

A partir de esas consultas y de nuestras propias observaciones, podemos concluir que cuando en la oficina moderna afirmamos que alguien se lo está "llevando crudo" queremos hacer notar que el dinero que está obteniendo es totalmente desproporcionado a su valía o al trabajo que realiza y es, en todo caso, inmerecido.  Existen otras variantes como la muy frecuente "llevárselo calentito" y la más desusada y siniestra "llevárselo muerto".

Para ilustrar el concepto, veamos algunos ejemplos obtenidos mediante unas sencillas busquedas con google, haciendo constar que el autor ha hecho un esfuerzo para no incluir los numerosos resultados obtenidos que se referían a jugadores o ex-jugadores del Real Madrid C.F.:
  • Esta Copa Confederaciones había sido poco más que un torneo semi-amistoso de verano que organiza la FIFA para llevárselo crudo.
  • Cuando uno va a llevárselo crudo a Japón entre ensayo general y función de Radamés es normal que venga y diga que está indispuesto; en mi tierra, se llama llevárselo crudo y además ser un sinvergüenza.
  • Un tío que viene de vuelta de todo, de ganar títulos, ¿ qué motivación puede tener además de llevárselo crudo ?
  • Qué gran torero es Manzanares y cómo nos defraudó Morante. En Málaga vino a llevárselo calentito y sólo se le vieron unas verónicas.
  • En la parte alta de la jerarquía empresarial priman otras cosas, aunque no son muy distintas de tener labia y pico para llevárselo calentito.

Acotado así el concepto, podemos apuntar que en inglés existe una locución verbal que nos puede servir para expresar esta idea de forma bastante aproximada: to feather one's own nest (algo así como "poner plumas en el propio nido").

Conviene notar que en la expresión inglesa hay implícita siempre una actuación delictiva o, al menos, poco ética que conduce a obtener la ganancia económica. El Cambridge Advanced Learner's Dictionary, por ejemplo, define la expresión como "to make yourself rich, especially in a way that is selfish or dishonest" ("enriquecerse, especialmente de forma egoísta o deshonesta"). Esta implicación no siempre está tan clara cuando utilizamos las expresiones españolas analizadas, aunque generalmente sí connotan un comportamiento que resulta reprochable como puede comprobarse en los ejemplos propuestos arriba.

Un paso más allá en cuanto al caracter deshonesto de la conducta existe en inglés la locución verbal to line one's pockets, que viene a equivaler a nuestra "llenarse los bolsillos".  En inglés la connotación delictiva de la expresión es nuevamente más explícita pues, según el CALD, viene a equivaler a "to earn money using dishonest or illegal methods" ("ganar dinero empleando métodos deshonestos o ilegales").

Ejemplos prácticos:
  • La gente en Cataluña está harta de que los políticos se lo lleven crudo con el famoso "3 per cent". People in Catalonia are fed up with politicians who feather their own nests with the infamous 3 %.
  • Los trabajadores ya no confiaban en los sindicatos porque pensaban que se lo llevaban calentito.  Workers  no longer trusted the unions because they were seen to be ‘feathering their own nest’.
  • Se aprovechan de gente en situación desesperada para llenarse los bolsillos.  It is out of people in distressed circumstances that such people line their pockets.

lunes, 19 de octubre de 2015

Pegar un pelotazo

La llamada "cultura del pelotazo" es, probablemente, uno de los fenómenos que mejor caracterizan los últimos veinte años en la historia económica de España.  Los excesos inmobiliarios, en particular, han constituido un caldo de cultivo aparentemente inagotable para el enriquecimiento de toda suerte de advenidizos, con la complicidad de los políticos.  Sin embargo, existen otras muchas variedades del pelotazo que, al igual que el vino, ofrece en cada región española sus propias peculiaridades.

El concepto es, en todo caso, omnipresente y adopta formas diversas en el discurso actual, empleando distintos verbos y construcciones.  Como pequeña muestra, valgan algunos ejemplos recientes obtenidos con google:
  • Paco Vázquez se pegó un 'pelotazo' de 14 millones con Losada como edil de urbanismo.
  • Iñaki Urdangarin pegó 'pelotazos' con un sinfín de organismos por toda España.
  • El PSOE afirma que el "pelotazo" de la Ciudad Deportiva lo iba a dar el PP.
  • El pelotazo del día lo ha metido Ross Brawn. Acaba de formalizar la venta de sus acciones de su escudería.

El Diccionario de Uso del Español de María Moliner ya contempla en su tercera edición de 2007  el propio concepto "cultura del pelotazo" y define este último vocablo en términos muy precisos: "enriquecimiento fácil y rápido conseguido con operaciones puramente especulativas".

Sorprende, por ello, que el Diccionario de la Real Academia Española no asocie aún el término "pelotazo" con estas conductas y se limite a remitirnos a su valor literal ("golpe dado con la pelota de jugar") y a su equivalencia con otro término hoy ciertamente trasnochado como "lingotazo" (definido en otro lugar como "trago de bebida alcohólica").

En inglés, disponemos de algunas expresiones que pueden resultarnos útiles para trasladar este concepto que, por otra parte, no es desconocido en otras latitudes.  Probablemente el más cercano al sentido habitual de la locución en castellano es to make a fast buck ("ganar un dólar rápido", literalmente), de inequívoco origen norteamericano.  El Cambrige Advanced Learner's Dictionary define esta expresión en términos paralelos a los que encontrábamos en el DUE: "to earn money quickly and easily, especially by doing something illegal or dishonest" ("ganar dinero de forma rápida y fácil, especialmente haciendo algo ilegal o deshonesto").

En la expresión anterior, el énfasis se sitúa evidentemente en el carácter poco ejemplar de las conductas que conducen al enriquecimiento.  Si queremos, por el contrario, resaltar más bien el tamaño de la ganancia generada, como ocurre con alguna frecuencia en castellano (ver el cuarto ejemplo arriba), podemos optar por expresiones inglesas como to make a killing.  El CALD nos ofrece el siguiente valor para esta locución verbal: "to earn a lot of money in a short time and with little effort"  (ganar mucho dinero en poco tiempo y con poco esfuerzo).

Ejemplos prácticos:
  • Cuando finalmente consiguió llegar a la alcaldía, lo único que quería era pegar un pelotazo.  When he finally became mayor, all he cared about was making a fast buck.
  • Darán un pelotazo si la compañía sale a Bolsa algún día o si algún competidor se la merienda antes.  They will make a killing if the company one day goes on to the Stock Exchange, or is gobbled up by a competitor before.

domingo, 18 de octubre de 2015

Estar grillado

Aunque la demencia real sigue situada más allá de la frontera de la aceptación y la asimilación de los enfermos en nuestra sociedad, las referencias más o menos desenfadadas a la locura son constantes en nuestro discurso cotidiano.

Si bien es inevitable que la salud mental se resienta al cabo de un tiempo trabajando en la oficina moderna, la mayor parte de las referencias que en ella se hacen a la locura, propia o ajena, son en un sentido muy figurado y laxo.  Así, decimos que nos estamos volviendo locos con un problema, que nos vuelven locos los vinos del Priorato o le pedimos a alguien que no nos vuelva loco con sus peticiones.

Entre las expresiones más comunes para referirnos a demencias más o menos genéricas y benignas encontramos "estar grillado" y la similar "grillarse", las más trasnochadas "estar chiflado" y "chiflarse", esta última probablemente ya sólo empleada por el padre del autor, y la ya casi desaparecida "estar chalado".  Más contemporáneo resulta el muy habitual "irse la olla", al que nos referimos en otro lugar.

En ocasiones también recurrimos en este contexto a frases comparativas en las que el adjetivo queda elíptico por su obviedad.  Así, decimos "está como una cabra" o "como una regadera" o "como un cencerro", construcciones recogidas por el Diccionario de la Real Academia Española que las hace equivaler a estar loco o chiflado.  Por supuesto, en el uso coloquial es frecuente enfatizar estas expresiones incluyendo además la palabra "puta", que adopta aquí un valor adjetivo ("está como una puta regadera", etc.)

En inglés, por su parte, los adjetivos con los que normalmente expresamente la chifladura son los conocidos  crazy o mad.  Nótese que este último vocablo adopta con frecuencia en los Estados Unidos también el valor de "enfadado".  Más contundente resulta insane, que parece casi término técnico pero es de uso habitual en la lengua coloquial.

El autor confiesa tener cierta debilidad por el más pintoresco y muy británico barmy.  Si bien este adjetivo ha caído en cierto desuso en nuestros días, los numerosos seguidores que siguen al equipo inglés de cricket en sus desplazamientos internacionales aún se hacen llamar The Barmy Army (que podría traducirse con cierta libertad como "el pelotón chiflado").   Aunque durante muchos años se necesitaba estar bastante grillado para viajar por el mundo siguiendo a un equipo inglés que iba de fracaso en fracaso, lo cierto es que en los últimos tiempos éste ha remontado el vuelo y ha dado grandes alegrías a sus seguidores.

También algo anticuado y con una cierta resonancia cariñosa resulta el término potty, eminentemente británico.  Los lectores de P.G. Wodehouse lo asociarán de forma casi inmediata con el entrañable Lord Emsworth de la serie de Blandings Castle pues no son pocos los personajes que lo emplean para referirse, no siempre de manera benevolente, a su comportamiento, entre despistado y excéntrico.

Para enfatizar el mensaje podemos recurrir en inglés a un par de estructuras comparativas que resultan muy curiosas e idiomáticas.  La primera de ella (mad as a hatter) hace referencia a la supuesta demencia de los sombrereros a cuenta de su exposición al mercurio y otros elementos tóxicos empleados en su trabajo durante la época victoriana.  La segunda (mad as a March hare) evoca más bien el comportamiento alocado de las liebres durante su época de celo, en la transición del invierno a la primavera.  Recuérdese que los nombres de los meses y los días de la semana siempre se escriben con mayúscula en inglés.

En "Alicia en el País de las Maravillas", Lewis Carroll incorpora ambas imagenes en dos personajes (llamados, precisamente, Mad Hatter y March Hare), que mantienen una enrevesada conversación sin ningún sentido mientras, por supuesto, toman una taza de té y hablan del tiempo.

Ejemplos prácticos:
  • Cuando le trates un poco, te darás cuenta de que está completamente grillado.  When you get to know him a bit, you'll see that he is mad as a hatter.
  • Sabíamos que estaba como una puta cabra pero no esperábamos que se marchara en medio de su presentación sin decir palabra.  We all knew he was as mad as a March hare but couldn't expect him to walk off without a word in the middle of his presentation.

sábado, 17 de octubre de 2015

Pasarse tres pueblos

Foto de Theo Wright
Abordamos hoy una curiosa expresión que, pese a referirse a una circunstancia muy habitual en nuestras oficinas, se ha incorporado a nuestro idioma en tiempos relativamente recientes.  No recuerda el autor haber escuchado nunca esta construcción en sus no tan lejanos tiempos universitarios o en sus primeras andanzas profesionales.  Es probable, de hecho, que la misma sólo se haya hecho popular en los últimos diez años, seguramente por influjo de su uso reiterado en alguna de esas abominables series televisivas españolas que nos asolan.  Su presencia en la lengua escrita, apenas incipiente, confirma lo reciente de su popularidad.

El verbo "pasar" incorpora por sí mismo el sentido que generalmente damos a nuestra expresión de hoy.  Efectivamente, entre las acepciones que el Diccionario de la Real Academia Española nos ofrece para el mismo encontramos "ir más allá de un punto determinado o limitado", ilustrada con ejemplos que hacen referencia a rayas y límites.  De hecho, antes de la extensión del uso de la construcción que hoy nos ocupa era más frecuente que se empleara con el mismo valor otra similar: "pasarse de la raya".  El Diccionario de Uso del Español de María Moliner también contempla, entre los múltiples significados del verbo pasar, un valor relevante en este contexto: "exceder de cierto límite o del sitio debido en cualquier clase de cosas".

Cuando, en el habla actual, decimos que alguien "se ha pasado tres pueblos" queremos indicar que ha traspasado los límites de lo aceptable en sus acciones o comentarios, generalmente causando daño u ofendiendo a otros.  Implícitamente indicamos que la finalidad o propósito de las acciones o comentarios a las que nos referimos no merecían en sí mismos nuestro reproche pero que su autor se ha excedido en los mismos hasta el punto de situarlos en el terreno de lo inaceptable.

La mejor forma de trasladar esta expresión al inglés es, probablemente, recurrir a la construcción over the top, que podemos traducir como "por encima del límite" y encontrar también escrita con guiones.   Lo habitual de su uso, especialmente en el Reino Unido, hace que sea muy frecuente que empleemos simplemente sus siglas, OTT,  incluso en el lenguaje hablado.  Generalmente se emplea, en sus distintas formas, precedida de los verbos to be o to go.  El Cambridge Advanced Learner's Dictionary nos ofrece la siguiente definición para esta locución adverbial:  "too extreme and not suitable, or demanding too much attention or effort, especially in an uncontrolled way" ("demasiado extremo e inapropiado, o que exige demasiada atención o esfuerzo, especialmente de manera descontrolada").

Ejemplos prácticos:
  • Está claro que lo único que pretendía era defender a su gente pero se pasó tres pueblos con sus comentarios sobre los de riesgos.  It was clear that he was just trying to defend his own people but his comments on the risk guys were over the top.
  • Se pasó tres pueblos con sus comentarios durante la presentación en la conferencia y tuvimos que disculparnos con algunos clientes catalanes.   Some of his remarks during his presentation at the conference were so over-the-top that we had to apologize to some Catalan clients.
  • Tenía bastante razón en muchas de las cosas que dijo pero se pasó tres pueblos cuando habló de los recortes presupuestarios.  He was quite right on many of the points he made but his remarks on the budget cuts were OTT.

viernes, 16 de octubre de 2015

Ni de coña

A la hora de expresar una negativa en la oficina moderna, con frecuencia debemos recurrir a expresiones enfáticas que refuercen nuestro mensaje.  Se trata de expresar con contundencia nuestra determinación y dejar claro que nuestra negativa no puede modificarse mediante la persuasión o la transacción.

La palabra "coña" aparece recogida en el Diccionario de la Real Academia Española con el valor de "guasa o burla disimulada".  Por ello, cuando decimos de algo que se hace o se dice "de coña" queremos decir que no es en serio y que, por lo tanto, no cabe atribuirle ningún valor.  Por ello, tal como observa el Diccionario de Uso del Español de María Moliner, cuando empleamos la locución "ni de coña" queremos indicar algo similar a cuando decimos "de ningún modo" o, más comunmente en estos tiempos, "de ninguna manera".

En inglés, la forma más sencilla de expresar esta negativa categórica es decir no way.  Existe también una variante de esta expresión, surgida al parecer en los Estados Unidos en los años sesenta, que resulta muy curiosa e idiomática.  Se trata de no way Jose, que incorpora para el hispanohablante la dificultad de tener que pronunciar Jose de manera que rime con way (algo así como "nogüei jousei" si se nos permite esta transcripción fonética).  Es precisamente de esa improbable rima de donde trae causa esta singular expresión, bastante común en los Estados Unidos.

En el Reino Unido, por su parte, existen también algunas pintorescas construcciones que pueden resultarnos útiles en este contexto.  Disponemos, por ejemplo, de la expresión not in a month in Sundays que empleamos en inglés para indicar la improbabilidad de que algo ocurra, tal como indica el Cambridge Advanced Learner's Dictionary.

Aún más típicamente británica es la expresión not on your nelly, cuyo origen está en el rhyming slang propio del habla cockney londinense y que equivale a la más sencilla  not on your life (en tu vida).  Con una estructura parecida podemos emplear también la expresión not in your wildest dreams, muy similar a nuestra "ni lo sueñes".

Ejemplos prácticos:
  • Le mandamos nuestras condiciones y nos llamaron para decirnos que ni de coña.  We sent them our terms and they rang us back to say no way Jose.
  • ¿ Crees que te van a ofrecer el puesto de jefe de ventas si se va Arturo?  Ni de coña.  Do you think they'll offer you the sales manager job if Arthur leaves? Not in a month of Sundays.
  • Cuando me preguntó si estaba dispuesto a irme a la oficina de Londres, pensé "ni de coña" pero le dije que me dejara pensármelo.  When he asked me whether I would consider transferring to the London office, I thought "not on your nelly" but asked him to let me sleep on it.

jueves, 15 de octubre de 2015

Estamos de vuelta


Después de una prolongada ausencia volvemos con un objetivo no sabemos si ambicioso pero sí muy concreto: la publicación del primer volumen de working language.  Recogerá las cien entradas que consideramos más representativas o conseguidas de entre las que hemos realizado en estos cinco años.  Esperamos que el libro esté disponible en el mes de febrero.

Como anticipo, y acicate para nuestro trabajo de revisión y edición, en las próximas semanas iremos colgando las versiones definitivas, en algunos casos aumentadas, de las cien entradas seleccionadas.   Como siempre, las sugerencias o correcciones serán más que bienvenidas.