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lunes, 31 de diciembre de 2012

Llegar a fin de mes +

Alcanzamos el final de un ejercicio que ha resultado singularmente difícil para nuestra economía, tanto entendida en términos nacionales como individuales.  Las inevitables medidas adoptadas por el gobierno para la contención del déficit público han resultado en una menor actividad económica y en la destrucción de empleo tanto en el sector público como en el privado.  Parece, al menos, que las tensiones en los mercados financieros se han relajado en los últimos meses y que nuestra famosa prima de riesgo transita por territorios más alejados del precipicio al que parecía destinada en la primavera.

En todo caso, y centrándonos en los aspectos domésticos de la cuestión, no cabe duda de que para conseguir terminar el año con cierto decoro ha habido previamente que conseguir doce veces "llegar a fin de mes", expresión de gran actualidad y que hoy nos proponemos revisitar.  El Diccionario de la Real Academia Española define esta locución verbal como "tener dinero suficiente en los últimos días del mes para los gastos necesarios", quedándose en su mera literalidad y sin adentrarse a descifrar el más amplio sentido figurado con el que habitualmente la empleamos.

Efectivamente, las dificultades para llegar a fin de mes son crecientes en los últimos tiempos, incluso dentro del menguante colectivo que consigue mantener un trabajo remunerado (lo de digno es otra cosa, mucho menos frecuente aún). Cuando no son las subidas de los servicios públicos o los suministros, son los recortes de sueldos o los incrementos de impuestos o tasas, en sus distintas variantes nacionales, autonómicas y locales. El caso es que, en un entorno en el que los precios nunca bajan (excepto, misteriosamente, los de los aviones y los de Mercadona), la situación es cada vez más complicada para el sufrido asalariado, convertido a veces en un malabarista que sostiene mil elementos en el aire con creciente dificultad.

Este difícil equilibrio que permite conseguir equilibrar ingresos y gastos puede expresarse en inglés con la locución to make ends meet (algo así como cuadrar o juntar los extremos), utilizada desde al menos el siglo XVII y, quizá por ello, de origen incierto. La contabilidad y la costura son las posibles procedencias de esta expresión que, en todo caso, es de uso tan frecuente y normal en inglés como en nuestro idioma.  El Cambridge Advanced Learner's Dictionary recoge la expresión con el valor de "tener el dinero suficiente para poder pagar las cosas que necesitas" ("to have just enough money to pay for the things that you need").

Ejemplos prácticos:
  • Cuando murió su padre, toda la familia se tuvo que poner a trabajar para poder llegar a fin de mes. After his father died, everyone in the family had to work just to make ends meet.
  • ¿ Alguien se cree que se puede llegar a fin de mes siendo mileurista ? Does anyone really think one can make ends meet on one thousand euros a month ?
  • Se queja mucho de que no llega a fin de mes pero lo que hay que hacer es adaptarse a las circunstancias.  He complains a lot about not making ends meet, but what I say is you've got to cut your coat according to your cloth.
  • Varios estudios sobre los hogares de ingresos bajos en Estados Unidos han descrito como son las mujeres las que gestionan el presupuesto y asumen la responsabilidad de llegar a fin de mes.  Several tudies of low-income households in the US have described how women commonly manage the  budget and take the responsibility for making ends meet.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Iluminado

Si no nos traiciona la memoria, es la primera vez que publicamos una entrada en el día de los Santos Inocentes.  En aras a mantener el rigor y la seriedad que vienen caracterizando nuestro blog, resistiremos la tentación de embromar a nuestros visitantes con alguna disparatada propuesta que seguramente sería detectada sin demora.   Además, en el mundo anglófono el día reservado para nuestras inocentadas está en otro lugar del calendario, el primer día de abril (April Fools' Day), y algún lector podría desconcertarse.

En lugar de eso, dedicaremos hoy nuestra atención a otra de esas nocivas especies humanas que pululan por nuestras oficinas, el "iluminado".  Entre las definiciones que nos ofrecen nuestros distintos diccionarios de cabecera, la más útil para indagar en el origen de esta expresión está, en este caso, en el Diccionario de Uso del Español.  El María Moliner define al "iluminado" como la "persona que se cree inspirada por un poder sobrenatural para conocer lo que otros no pueden saber o para llevar a cabo una misión transcendental".

Los "iluminados" originales (illuminati en latín) eran una secta fundada en 1776 en Baviera por Adam Weishaupt, con una orientación y organización similares a las de la Masonería.  Pese a que la organización tuvo una existencia fugaz, desapareciendo formalmente en 1785, el término se ha seguido empleando hasta nuestros días, de manera crecientemente laxa, para referirse a distintas organizaciones secretas o iniciáticas.  La acepción que recoge el DUE parece situarse en esta línea, apuntando a sujetos impelidos por la creencia de ver lo que otros no ven.

En la oficina moderna y en el castellano coloquial en general, el término "iluminado" se suele emplear con un sentido más bien irónico, o incluso despectivo, que pivota sobre el apuntado.  Nos referimos con él a personas que aportan ideas o propuestas singularmente desatinadas pero lo hacen con una enorme suficiencia basada precisamente en su ignorancia o su soberbia intelectual.  El iluminado generalmente postula insensateces diversas con una vehemencia desaforada, sorprendiéndose incluso de que las mismas encuentren resistencia en su audiencia.  Por ello, cuando tachamos a alguien de "iluminado", estamos diciendo que nos encontramos ante lo que podríamos definir precisamente como "un imbécil peligroso".

En inglés recurrimos también a la ironía para expresar una idea similar aunque quizá de manera menos hiriente.  Efectivamente, recurrimos en estos casos a la expresión bright spark, literalmente "chispa brillante".  Utilizamos la misma normalmente para referirnos a personas singularmente inteligentes o preparadas pero podemos también emplearla en sentido contrario y con un deje irónico para alcanzar un sentido similar al que tratamos hoy.  En el Cambridge Advanced Learner's Dictionary encontramos tanto el sentido original ("a person who is intelligent, and full of energy and enthusiasm") como el que connotamos cuando la empleamos con ironía ("a stupid person").

Ejemplos prácticos:
  • Teníamos ya casi terminada la estructura de la planta baja pero un iluminado propuso a última hora un mostrador de recepción completamente diferente y tuvimos que volver a empezar de cero.  We had almost completed the ground floor structure but some bright spark proposed a completely different reception desk at the eleventh hour and we had to go back to square one.
  • En la reunión de sistemas, Antonio propuso una vez más el cambio de versión que ya se ha rechazado tres veces.  Menudo iluminado.  At the IT meeting, Tony put forward once again the upgrade that has been rejected three times already.  He's such a bright spark.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Cargar con el muerto +


Nos referíamos el otro día, al final de la entrada dedicada a la expresión "descubrirse el pastel", a que tal descubrimiento era sucedido inexorablemente por la búsqueda del responsable del desaguisado.  Esta búsqueda se facilita cuando existe todo un corpus documental alrededor de la cuestión, como suele ocurrir en la actualidad dada la profusión de nuestras comunicaciones electrónicas. Más aún si además se han elaborado extensas actas que glosan lo tratado en comités y reuniones cuya única utilidad real es, en la mayoría de los casos, conseguir que los asistentes queden retratados para la posterioridad de manera que no puedan exonerarse fácilmente de sus futuras responsabilidades.

En realidad, puede decirse sin exageración que buena parte de la actividad que se lleva a cabo en la oficina moderna está orientada a conseguir determinar quien es el culpable de los fracasos que en su muy diversa tipología (retrasos, pérdidas de negocios, contrataciones frustradas, excesos de gasto, etc.) se suceden en nuestras organizaciones.

Ello no obsta para que, con independencia de la justicia de tal atribución, generalmente lo importante sea atribuir a alguien la culpa o la responsabilidad, lo que comúnmente llamamos "echarle el muerto a alguien".   Es imprescindible que alguien "cargue con el muerto" para que la organización pueda seguir funcionando sin cuestionar la bondad de los proyectos ahora malogrados o la visión de los dirigentes que los encomendaron.

"Cargar con el muerto" es, según el Diccionario Akal del Español Coloquial, "tener que afrontar algo fastidioso (culpa, trabajo, ...) que nadie quiere o de lo que lo demás se desentienden". El origen de la expresión se encuentra en las normas medievales que multaban a todos los habitantes de un pueblo si en él aparecía una persona muerta violentamente y no se podía acreditar el autor. Así, no era infrecuentemente el traslado clandestino de los cadaveres con la intención de "echar el muerto" a los habitantes de otra localidad.

Muy próxima en significado a esta expresión está la locución verbal "pagar el pato", cuyo oscuro origen se sitúa al parecer en el secular antisemitismo español.  La encontramos en el Diccionario de la Real Academia Española con el valor de "padecer o llevar pena o castigo no merecido, o que ha merecido otro".  El Diccionario de Uso del Español se esfuerza en personalizar la expresión indicando que equivale a "ser la persona de que se trata la que se lleva la culpa o paga las consecuencias de cierta cosa".  Nótese que nada indica, sin embargo, María Moliner sobre que esa responsabilidad sea injusta o inmerecida.

En la misma línea se sitúan otras expresiones hoy desusadas como "cargar con el mochuelo" o "pagar los platos rotos", aunque en este último caso concurren además elementos adicionales que nos acercan a la universal figura del "chivo expiatorio" (scapegoat en inglés).

El lector avisado habrá observado que también nos movemos en territorios que pueden resultar en ocasiones muy próximos a algunos usos de la muy popular y moderna expresión "comerse el marrón", cuya riqueza conceptual amerita sin duda que revisemos pronto la muy insatisfactoria entrada que le dedicamos hace algún tiempo.

Tras esta digresión, más larga de lo habitual, trasladémonos ya al inglés. En esta lengua existe una expresión, to carry the can, de origen oscuro pero seguramente militar o marinero que traslada un significado muy parecido al que buscamos. El que "lleva la lata" se ve obligado a asumir una responsabilidad que generalmente no le corresponde o, al menos, no en exclusiva.  El Cambridge Advanced Learner's Dictionary define esta locución verbal como "asumir la culpa o la responsabilidad por algo que no ha ido bien o no ha tenido éxito" ("to take the blame or responsibility for something that is wrong or has not succeeded").

Más pintoresca resulta otra expresión que puede, en ocasiones, resultarnos útiles en este contexto.  Se trata de to be left holding the baby que también conoce una variedad con bag en lugar de baby, más usada al parecer en los Estados Unidos pero de origen británico.

El CALD asigna a las dos variantes de esta construcción el valor de "tener que ocuparse con urgencia de una situación difícil porque otros han decidido que no quieren asumir su responsabilidad" ("to suddenly have to deal with a difficult situation because others have decided that they do not want the responsibility").   Se observará que el sentido general está más cercano a nuestro "dejar tirado" o "quedarse tirado" pero, como ilustramos en el ejemplo extraído del propio CALD, puede emplearse con el valor que buscamos.

Ejemplos prácticos:
  • Aunque acababan de nombrarle jefe del departamento, Carlos tuvo que cargar con el muerto de las desviaciones presupuestarias en sistemas. Although he had just been appointed as head of the department, Carlos had to carry the can for the IT cost overruns.
  • Como era consejero, tuvo que pagar el pato por una decisión que no tenía ningún sentido y con la que no había tenido nada que ver. As a director, he was left to carry the can for a move that made no sense and was none of his doing.
  • Los demás inversores abandonaron el proyecto y tuvimos que cargar con el muerto.  The other investors pulled out of the project and we were left holding the baby.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Poner la zancadilla


Los lectores habituales saben que el autor considera que los muchos males de la oficina moderna tienen su origen generalmente en la incompetencia de sus moradores, mucho más importante que las aviesas intenciones que puedan animarlos.  Ello no obsta, obviamente, para que la ambición y la malicia tengan un lugar destacado en algunos comportamientos y actitudes. Asistamos, por ello, con alguna frecuencia en nuestras oficinas a comportamientos abominables que tienen como único objetivo perjudicar a compañeros, o incluso a subordinados y jefes, generalmente con el único propósito de beneficiarnos nosotros.

Entre estas conductas, singular importancia tiene "poner la zancadilla", expresión más frecuente hoy en el ambiente laboral que en los ámbitos deportivos o lúdicos en los que, sin duda, se originó.  Efectivamente, a partir del valor propio que el Diccionario de la Real Academia Española asigna a la zancadilla ("acción de cruzar alguien su pierna por entre las de otra persona para hacerle perder el equilibrio y caer"), alcanzamos el sentido figurado con que normalmente la empleamos en nuestras oficinas ("estratagema con que se derriba o pretende derribar a alguien de un puesto o cargo").

Esta definición del DRAE, que coincide casi al pie de la letra con la del Diccionario de Uso del Español, resulta quizá demasiado específica en cuanto a la finalidad de la zancadilla.  Esta acción tiene la intención de perjudicar los intereses de alguien, en particular no permitiéndole que alcance sus objetivos o dificultando o retrasando su consecución, pero no necesariamente forzar su salida de un puesto o cargo.  De hecho, en castellano solemos emplear para referirnos a estas últimas acciones expresiones más precisas y coloristas como "mover la silla" o "hacer la cama" que merecen sin duda un tratamiento específico.

Existe en inglés una expresión que podemos emplear con un sentido muy parecido al que buscamos hoy.  Se trata de to put the skids under someone, cuyo valor genérico es simplemente el de "hacer que alguien fracase" ("to cause someone to fail", según el McGraw-Hill Dictionary of American Idioms and Phrasal Verbs).  El término skid, cuyo significado principal es patín o patinar, se emplea asociado a caer o fracasar en numerosas expresiones en inglés (to be on the skid, "ir cuesta abajo", por ejemplo).

De forma más sencilla y genérica podemos recurrir al verbo to hinder con el valor de dificultar o entorpecer.

Aunque pueden ser algo complicadas de usar de forma "personal", resultan también útiles algunas de las construcciones a las que nos referimos en la entrada que dedicamos hace algún tiempo a la singular expresión "joder la marrana".  En particular, to throw a spanner in the works ("to do something that prevents a plan or activity from succeeding", según el Cambridge Advanced Learner's Dictionary) puede emplease con un sentido similar a "poner la zancadilla".

También puede resultar apropiada to put a spoke in someone's wheels, que podríamos traducir como "poner palos en las ruedas", expresión que también escuchamos a veces en castellano.  Linda y Roger Flaverll la recogen en su esplendido Dictionary of Idioms and Their Origins con el valor de "dificultar a propósito los planes o el éxito de alguien ("purposely to hinder someone's plans or success").

Ejemplos prácticos:
  • Pensaba que le ascenderían si se dedicaba a poner zancadillas al proyecto de Ana.  He thought he could get promoted if he put the skids under Ana's project.
  • Algunos dicen que las estrictas normas sobre las conversaciones entre accionistas ponen la zancadilla al buen gobierno corporativo.  Some say that tight rules on shareholders' freedom to talk to one another hinder good corporate governance.
  • Ya sabemos que la vieja guardia va a seguir intentando ponernos la zancadilla.  You can count on the old guard trying to put a spoke in our wheel.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Tener cogido por los huevos +

Las relaciones de poder que articulan el complejo ecosistema laboral de nuestras empresas pueden dividirse en dos grandes grupos.  El primero, que podríamos llamar "formal", puede resumirse en un organigrama y sus líneas hoy casi infinitas (continuas y discontinuas, jerárquicas y funcionales, en distintos colores en organizaciones matriciales incomprensibles y que requerirían en algunos casos del uso de gafas 3D, etc.).

Existe, sin embargo, todo un entramado de relaciones de poder "informales" que, generalmente, son muchos más importantes que las derivadas de la mera jerarquía.   Están basadas, en unos casos, en la confianza o la amistad entre las personas y, en otros, en elementos mucho menos edificantes, desde favores debidos hasta terrenos más cercanos al chantaje.

En este último caso quedan encuadradas las situaciones a las que nos referimos cuando empleamos la sonora expresión que hoy nos ocupa o las relacionadas que hacen mención a las pelotas o a los cojones.  Su sentido es precisamente ejercer un control absoluto e indeseado sobre otra persona a la que no le queda ningún margen de actuación.  Nótese, en todo caso, que es infrecuente escuchar "cogido por los cojones", quizá por que, incluso para el aguerrido oído español, hay demasiados sonidos de la jota juntos.

Disponemos en inglés de la posibilidad de utilizar una expresión que es casi traducción literal de una de las variantes de las que nos ocupa: to have someone by the balls.   El Cambridge Idioms Dictionary la recoge con el significado de "tener a alguien en un situación en la que tienes todo el poder sobre él" ("to have someone in a situation where you have complete power over them").  Es importante destacar la conveniencia en este contexto de utilizar el verbo have como es debido (es decir con el got detrás) para conseguir comunicar la idea adecuadamente. También podemos utilizar otros verbos en este contexto como catch, hold o get.

Más pintoresca y recomendable es la expresión to have someone by the short hairs (literalmente, "tener a alguien cogido por los pelos cortos"). Aunque pueda parecer que es una variante meramente eufemística de la expresión anterior, no faltan quienes consideran con cierto fundamento que el origen de la expresión está en los pelos del cuello, como podéis ver aquí.

En todo caso, otra expresión de uso quizá más frecuente en el Reino Unido, to have someone by the short and curlies ("tener a alguien cogido por los cortos y rizados"), deja poco a la imaginación en cuanto a la posible ubicación del vello en cuestión.  Le trae la expresión al autor el recuerdo de un antiguo chiste, quizá demasiado burdo para ser reproducido aquí.

Terminemos ilustrando el concepto con una singular canción de los Rolling Stones titulada precisamente Short and Curlies y en la que el estribillo principal repite "she's got you by the balls"...


Ejemplos prácticos:
  • Les tiene cogidos por las pelotas porque es el único que controla el nuevo programa, así que me imagino que conseguirá que le suban el sueldo. He's got them by the balls because he is the only one who knows the new programme well, so I suppose he'll get the pay rise.
  • Los nacionalistas han vuelto a demostrar que tienen al Gobierno cogido por los huevos. The nationalists showed yet again that they hold the Government by the short hairs.
  • Cuando se divorciaron, ella le tenía cogido por los cojones y se quedó con las dos casas y casi todo el dinero. When they divorced, she had him caught by the short and curlies and managed to keep both houses and most of the money.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Aguafiestas +

Revisitamos hoy nuestra entrada dedicada al "aguafiestas", otro de esos tipos humanos de los que no está exento ningún colectivo de un tamaño al menos mediano y, por ello, inevitable en cualquier lugar de trabajo.  Su prevalencia es función de diversos factores y el estudio de la misma excede con creces las muy modestas capacidades analíticas del autor.  Baste apuntar que, para explicarla, la pobreza de espíritu es generalmente más importante que la maldad.

El Diccionario de la Real Academia Española define al aguafiestas como "persona que turba cualquier diversión o regocijo", denotando así el carácter habitual o al menos frecuente con que realiza su labor desmoralizadora.  En parecida línea se encuentra la definición ofrecida por el Diccionario de Uso del Español: "persona que, con su actitud o palabras, perturba la alegría de los otros o estropea la diversiones".

Nótese que cuando la turbación de la diversión a la que nos referíamos arriba se torna en actitud permanente, o incluso existencial, nos encontramos ante tipologías más cercanas a lo que se ha venido a denominar "vampiro psíquico".  Este término, que el autor ha escuchado en el pasado para referirse de manera desenfadada a "aguafiestas profesionales" (o "cenizos", como se los solía denominar antaño), parece tener cierta carta de naturaleza en otros contextos mucho más siniestros.

El aguafiestas es figura universalmente conocida y, por ello, el inglés nos ofrece una pluralidad de expresiones para referirnos a él, algunas de ellas muy cercanas a la construcción española como la norteamericana party pooper.  El Cambridge Advanced Learner's Dictionary la define como "alguien que arruina la diversión de otros con su desaprobación o su negativa a participar en alguna actividad ("someone who spoils other people's enjoyment by disapproving of or not taking part in a particular activity").

Otras hacen referencia directa a la intención del aguafiestas de acabar con la diversión, como spoilsport o la más frecuente killjoy, definida por el mismo diccionario como "una persona a la que no le gusta que otras personas se lo pasen bien" ("a person who does not like other people enjoying themselves").

Sin embargo, la expresión más idiomática es, sin duda, wet blanket (literalmente, "manta húmeda"), definida por el CALD como "una persona que dice o hace algo que termina con la diversión de otros" ("a person who says or does something that stops other people enjoying themselves").

Esta construcción, presente en el inglés desde el siglo XVII, utiliza la imagen de las mantas húmedas que se empleaban como medida de seguridad contra el fuego, probablemente en los escenarios teatrales donde no era infrecuente que se incendiaran decorados y disfraces. El paralelismo es claro dado que es de suponer que el uso de la manta húmeda suponía el final de la representación y con ella de la diversión.

Ejemplo práctico:
  • Siento ser aguafiestas pero creo, en serio, que deberíamos esperar la confirmación del cliente antes de celebrar el mandato. I hate to be the wet blanket but I do think we should wait for the client's confirmation before celebrating the mandate.
  • Fue tan aguafiestas en aquel viaje que no le volvimos a llevar con nosotros. He was such a killjoy on that trip that we never took him along again.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Dormirse en los laureles

Los lectores versados en la historia del Imperio Romano, y los  interesados en la Antigüedad en general, saben de la importancia simbólica de la corona de laurel en la Grecia y la Roma clásicas.  Los entusiastas de las aventuras de Astérix el galo, quizá actualmente el grupo más numeroso entre las personas con algún conocimiento del mundo romano antiguo, incluso lo saben ferpectamente.

Lo cierto es que la corona de laurel era empleada ya en la Grecia antigua para distinguir a las personas que habían alcanzado algún logro o triunfo de singular importancia.  Así, se otorgaba desde luego a los vencedores en la batalla pero también en los Juegos Olímpicos y otros eventos deportivos, e incluso a los poetas más apreciados. Aunque en nuestra lengua el término "poeta laureado" resulta ciertamente rancio si no anacrónico, en el Reino Unido sigue existiendo un puesto oficial con esa distinción, aunque evidentemente ya no se dedica a escribir odas de exaltación de la Familia Real, lo cual sería difícil en todo caso, salvo en una línea puramente humorística.

La mitología griega sitúa el origen de esta práctica en la desventurada relación entre Dafne y Apolo, glosada por Ovidio en "La Metamorfosis".  Convertida su adorada Dafne en un laurel, Apolo jura amarla eternamente y que las hojas de ese árbol adornen la cabeza de los triunfadores.  Según el mito, es también la eterna juventud de Apolo la que dota a las hojas de laurel de su carácter perenne.

Además de en nuestros parques y jardines y como condimento culinario, el laurel pervive en nuestra vida cotidiana en una expresión de cierto uso en la oficina moderna.  Nos referimos a "dormirse en los laureles", que el Diccionario de la Real Academia Española define como "descuidarse o abandonarse en la actividad emprendida, confiando en los éxitos que ha logrado".  De forma similar, el Diccionario de Uso del Español asigna a esta locución el valor de "abandonarse o cesar en un esfuerzo después de haber conseguido un triunfo".

La conducta que se describe es, desgraciadamente, muy habitual en nuestras empresas.  Confiados por haber alcanzado alguna meta parcial, generalmente no demasiado importante, muchos son los que relajan sus esfuerzos, esperando ya el reconocimiento de sus logros.  Ponen así en peligro la consecución de los objetivos finales y, las más de las veces, condenan al fracaso los esfuerzos propios y ajenos por esa displicencia sobrevenida.

La expresión inglesa que podemos emplear en este sentido es casi idéntica a la española.  Se trata de to rest on one's laurels (literalmente, "descansar en los laureles"), definida por el Cambridge Dictionary of Idioms como "to be so satisfied with your own achievements that you make no effort to improve" ("estar tan satisfecho con tus logros que no haces ningún esfuerzo por mejorar").

Cuando transitamos estos terrenos, especialmente en el contexto deportivo, podemos encontrarnos con una irónica expresión británica que puede resultarnos útil para enfatizar nuestro mensaje.  Efectivamente, en inglés podemos decir to snatch defeat from the jaws of victory (que podría traducirse como "arrancar la derrota de las fauces de la victoria", revirtiendo el orden que parecería lógico) para indicar que conseguimos fracasar en una situación en la que parecía imposible hacerlo.

Ejemplos prácticos:
  • Después de pasar a la selección final con la mejor oferta, se durmieron en los laureles y acabaron perdiendo el contrato.  After they made the short list with the best offer, they rested on their laurels and ended up losing the contract.
  • Sus cifras de ventas del primer trimestre han sido impresionantes pero espero que ahora no se duerma  en los laureles.  El año pasado también empezó muy bien y acabó incumpliendo objetivos.  His sales figures for the first quarter were very impressive but I hope he doesn't rest on his laurels now.  Last year he also started very well and ended up missing the targets.
  • Ganábamos 3-0 en el minuto veinte pero nos dormimos en los laureles en la segunda parte y perdimos 3-4.   Siempre encontramos una forma de perder aunque parezca imposible.  We were 3-0 up after 20 minutes but in the second half we rested on our laurels and lost 3-4.  It seems we always manage to somehow snatch defeat from the jaws of victory.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Descubrirse el pastel +


Nos detenemos hoy en una expresión de notable riqueza conceptual y gran utilidad en el entorno profesional, que llevábamos algún tiempo queriendo abordar. El Diccionario de la Real Academia Española nos define la locución verbal "descubrirse el pastel" como "hacerse público y manifiesto algo que se procuraba ocultar o disimular".

El origen de la expresión está probablemente en los fraudes que los pasteleros y panaderos hacían con el relleno de tartas y pasteles, denominación que se extendía en el pasado más allá del terreno de los dulces y hasta lo que hoy llamaríamos empanadas. Cuando el cliente abría el pastel descubría que su relleno no era el anunciado y la trampa quedaba al descubierto.

La expresión que nos ocupa incorpora esta imagen para denotar una circunstancia en la que se descubre (se hace "público y manifiesto") lo que alguien se ha afanado en ocultar o disimular, generalmente con ánimo de engañar. Son precisamente la ocultación y el disimulo los elementos señeros de la actividad de muchas personas, y aún de departamentos enteros, en la moderna oficina. Por ello no es de extrañar que sean muchos los preocupados por evitar que se descubran los múltiples pasteles de incierto relleno que pululan por nuestras empresas.  No son quizá menos los que viven con la disimulada esperanza de que salgan a la luz, temerosos sin embargo de ser ellos los que "levanten la liebre", concepto muy relacionado al que dedicamos nuestra atención hace algún tiempo.

Dos expresiones que apuntábamos en aquella entrada resultan también útiles para trasladar al inglés la idea de "descubrirse el pastel", aunque ambas incorporan un sentido más activo (alguien "descubre el pastel" o "deja que el papel se descubra") que hace que la equivalencia resulte poco precisa.

La primera es to let the cat out of the bag (literalmente, "dejar que el gato salga de la bolsa"), definida por el Cambridge Advanced Learner's Dictionary como "permitir que se conozca un secreto, generalmente sin querer" ("to allow a secret to be known, usually without intending to").  La segunda expresión es to spill the beans (que podría traducirse como "tirar las alubias"), en la que la intención es más clara como refleja la definición del mismo diccionario ("to tell people secret information", "contar secretos a la gente").

Si, por el contrario y como ocurre con frecuencia, queremos enfocarnos en las consecuencias del "descubrimiento del pastel", podemos recurrir a una curiosa locución inglesa que resulta notablemente más visual e incluso sórdida. En efecto, para referirnos al descubrimiento de una situación o circunstancia que se quería mantener oculta, podemos decir the shit hits the fan ("la mierda golpea el ventilador", literalmente), o también the shit flies (literlamente, "la mierda vuela" o, más libremente, "la mierda salpica").  El CALD apunta sobre estas dos expresiones que se emplean cuando una situación le crea a alguien muchos problemas de forma súbita ("when the shit hits the fan or when the shit flies, a situation suddenly causes a lot of trouble for someone").

Ejemplos prácticos:
  • Ahora que Alberto ha hecho que se descubra el pastel, creo que no tengo otra opción que contarlo todo.  Now that Albert had let the cat out of the bag, I feel I have no option but to come clean.
  • Los auditores sabían todo esto pero no hicieron que se descubriera el pastel  All this was known to the auditors but they didn't spill the beans.
  • Tuvo la suerte de que cuando se descubrió el pastel estaba de vacaciones. He was so lucky that when the shit hit the fan he was away on holiday.
  • Prefiero no pensar la que se va a montar si se descubre el pastel. I'd rather not think about what would happen if the shit hits the fan.